El dragón que intentó triturar las dos rosas

Publico en este 27 de abril, fiesta de la Virgen de Montserrat, el artículo completo de Francesc A. Picas, Presidente honorario de Hispania Martyr.

HISTORIAS DEL MONASTERIO DE MONTSERRAT

Abril es el mes de las dos rosas: San Jorge y la Virgen de Montserrat. En 1936, el dragón del sectarismo intentó triturar las dos rosas. En Cataluña se implantó una revolución anarco-marxista, de la que fue liberada en 1939.

El 16 de febrero de 1936 el gobierno español convocó elecciones que amenazaron con gran riesgo la fe católica. El abad de Montserrat, P. Anton  M. Marcet, invitó a los monjes a votar, en defensa de los derechos de la Iglesia. La comunidad bajó a Monistrol en autocar, para emitir el voto. Elementos extremistas del Frente Popular de izquierdas les esperaban con piedras. Al bajar del autocar, el abad y los monjes fueron agredidos a pedradas, lo que los obligó a embarcar de nuevo y volver al monasterio sin votar.

El padre abad temió que algún día un grupo de extremistas subiesen al santuario e hicieran pedazos la imagen de la Moreneta. Entonces, hizo construir en Portugal una imagen igual a la auténtica para colocarla en el camarín. La imagen histórica la guardó emparedada en un lugar secreto del cenobio. Era el mes de abril de 1936.

En Cataluña, el 20 de julio de 1936 se implantó una revolución que tenía por objetivo la derrota de la fe en el corazón de los catalanes. Asaltaron todas las iglesias, santuarios y ermitas, destruyeron altares e imágenes y muchas fueron incendiadas y derribadas. Los anarco-marxistas de Monistrol, Esparraguera y Olesa no se atrevieron a subir a Montserrat.

Las calumnias contra la Iglesia aseguraban que los monjes en Montserrat habían organizado una poderosa defensa bélica. Gracias, pues, a esta falsedad, el monasterio se salvó de ser destruido, en julio de 1936. Los comités revolucionarios de Monistrol, Esparreguera y Olesa temieron que si intentaban subir la montaña, los monjes los esperarían en cada curva, con ametralladoras y bombas de mano.

La Generalidad envió a Montserrat una camioneta de guardias de asalto. Se apropiaron del monasterio, clausuraron la basílica, y evitaron que fuera asaltada por los comités de Monistrol y Esparreguera, que subieron detrás de los guardias, y destruyeron algunas imágenes exteriores, entre otros, la estatua del obispo Oliba, del famoso escultor Llimona. Los monjes y monaguillos fueron expulsados ​​de Montserrat. Una vergüenza para Cataluña. Veintitrés de ellos fueron asesinados en diferentes poblaciones.

Bajo estas líneas, Fresco representando a los Beatos Mártires monjes de Montserrat, en el refectorio del Monasterio.
 
El padre abad, Anton M. Marcet, gracias a buenos amigos, en Barcelona, ​​fue incluido en una expedición secreta de gente perseguida en un barco carbonero alemán vía Génova.

El gobierno de la República, en guerra contra los militares sublevados, reclutaba voluntarios en Europa, comunistas y socialistas. Las famosas Brigadas Internacionales. Jaume Miravitlles, delegado de la Generalidad, era el recepcionista. En plan de excursión, Miravitlles acompañó a unos milicianos voluntarios a Montserrat. Aquella gloriosa guerrilla entró en el templo, con el puño en alto y cantando La Internacional comunista, hasta el pie del altar. Era el triunfo del ateísmo sobre el montserratismo cristiano. A la Virgen le debieron caer dos lágrimas.

España en guerra, las tropas de Franco ocuparon Toledo. El gobierno de la República se retiró de Madrid y se instaló en Valencia y en Barcelona.

Manuel Azaña, presidente de la República, pasó unas semanas de "descanso" en el monasterio de Montserrat. Se confirmaba, su frase en el Congreso, en 1931: España ha dejado de ser católica. Ahora, podía añadir: "Montserrat ha dejado de ser mariana." El cardenal Vidal y Barraquer había escrito a Azaña, hacía unos meses: por el camino del desorden, se va a la ruina de España.

El día uno de febrero de 1938 se celebró en el monasterio de Montserrat, entonces secularizado, una sesión de las Cortes de la República. La Vanguardia publicó fotografías de la sesión, en la que se ve a Martínez Barrio, alto cargo de la masonería española; a Prieto, dirigente socialista, y a un gran número de diputados. Queremos destacar la foto de la fatídica Pasionaria, paseando por el refectorio del monasterio, mientras la sombra de veintitrés monjes asesinados acusaba la legalidad de aquella República.
 
A miles de catalanes se les saltaron las lágrimas de vergüenza al mirar las páginas de La Vanguardia. Desconozco si colocaron la efigie de la República española en el camarín.

Montserrat también se salvó de ser destruida el 21 de enero de 1939. Habían instalado un hospital de heridos de guerra con 500 camas. Ante la inminente entrada de los ejércitos de Franco, que ya estaban en Manresa, el jefe de Sanidad y el comisario de guerra dieron la orden de evacuar urgentemente "todo el personal, equipos y material" y también el orden tajante de que " luego deben ser voladas todas las instalaciones". Los doctores Josep Ríu i Porta y Frederic Muñoz no quisieron agobiar su conciencia, y se negaron a cumplir la destrucción del monasterio de Montserrat.
 
Liberación de Montserrat

El monje Dom Aureli Maria Escarré llegó a Montserrat el 23 de enero de 1939 acompañando a las tropas "nacionales" de las que formaban parte cientos de catalanes exiliados.

Dom Aurelio Escarré, en nombre del P. Abad, abrió las puertas del monasterio a todo el pueblo de Cataluña. Las familias catalanas pudieron subir de nuevo a cantar el Virolai a la Virgen. Las rosas de Sant Jordi y de la Moreneta volvieron a florecer ufanas en la cima de Montserrat.