Evangelizadores en las redes
Evangelizadores en las redes. El modelo del faro
Evangelizar es más que catequizar, difundir culturas religiosas o comunicación eclesial.
Es frecuente que confundamos la comunicación relativa a la fe con la evangelización. Se puede evangelizar haciendo estas u otras muchas actividades, pero la evangelización no son las actividades. Por ejemplo, en las redes es frecuente que se compartan cientos o miles de imágenes y textos religiosos. También es muy frecuente compartir noticias eclesiales de tipo local, nacional o mundial. Es relativamente frecuente compartir aspectos culturales de religión que profesamos. Todo esto es magnífico pero ¿Estamos evangelizando al mismo tiempo?
Como indicamos en posts anteriores, evangelizar es compartir el profundo sentido que nos convierte, transforma, nos hace renacer. Lo podemos hacer mediante imágenes, frases, videos, relatos o comentarios. Cristo es el sentido de todo y todos, no deberíamos de perder la oportunidad de subrayar esto cada vez que podamos. Por ejemplo, si vemos una típica foto con frase profunda, quizás podamos comentarla para señalar que Cristo es lo que hace a esta frase excepcional. Si vemos una imagen estupenda, señalar que Cristo es el sentido de esa belleza.
Pensemos en nosotros como un faro. Un faro es una construcción que tiene el objeto que los barcos sepan dónde están localizados y pueda seguir su camino sin peligro. Los faros nunca son el objetivo del barco, ya que si se acercan mucho quedarían encallados en las rocas o bancos de arena. Los faros tienen luz en su interior. Una luz que guía a los barcos, pero la luz no es el faro. ¿Somos nosotros faros para los demás? ¿Llevamos en nosotros la Luz? ¿Comunicamos esa Luz con valentía?
Tal vez seamos faros bien construidos pero sin luz alguna. Quizás tenemos luz pero la escondemos debajo de un celemín. Quizás nos escondamos porque tememos las consecuencias de ser “detectados”. Tal vez utilicemos la luz para señalarnos a nosotros mismos, haciendo creer que nosotros somos la fuente de la luz. Pobres barcos los que busquen la fuente de la luz del faro. Pobres personas las que crean que cualquiera de nosotros somos salvadores de algo. En todo caso, temamos a quienes se presentan a sí mismos como fuente de la Luz. La Luz sólo es Cristo.
En las redes sociales hay faros de muchos tipos. Faros personalistas, faros intermitentes que funcionan durante un tiempo y se apagan después. Faros apagados que a duras penas se dedican a compartir lo que otros le hacen llegar. Los faros fiables son los que señalan a Cristo y son estables en tiempo y lugar. Estables dentro de las circunstancias humanas que se puedan dar. Hay que ser conscientes que todos necesitamos ciertos tiempos de silencio y maduración interior.
Sin duda, un faro es algo estupendo. Pero mejor que un faro es una red de ellos que guíen a quien lo necesite hasta Cristo. Siempre es mejor evangelizar en equipo, que hacerlo en solitario. Ojalá fuésemos capaces de crear comunidades que evangelizaran unidas. Comunidades en las que cada cual aporta los dones recibidos y unidos en Nombre del Señor, ayudan a hacer presente a Cristo.