Uno contra uno
No intentaría regatear a Maldini sin antes dar clases particulares de desborde con Onésimo ni intentaría criticar la línea editorial de La Sexta sin antes ver un par de programas especiales de Al rojo vivo. Lo aclaro para que haga lo propio el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, quien se revuelve contra las homilías sin dignarse a asistir a misa. Maldini, según cuentan sus víctimas,era un maestro de la anticipación, pero Michel, una de ellas, jamás le pidió a Sacchi que no le alineara. Iglesias, en cambio, pide a Televisión Española que deje en el banquillo a la Eucaristía porque sabe que es imposible superar a Dios en el uno contra uno.
Iglesias, como Luis Suárez, quiere ganar con trampas, pero mientras que el uruguayo, al dejarse caer en el área chica, se arriesga a la roja por simular una falta, el dirigente de izquierdas pide en los despachos que intervenga el consejo de administración de TVE por alineación indebida. Y para lograr su propósito presenta pruebas falsas, entre las que destaca el supuesto carácter machista de los sermones. Si asistiera a misa sabría que la Virgen María se le trata como lo que es, una reina, la de las marismas, aunque tal vez él prefiera que se le otorgue rango de Pasionaria para que los fieles, en lugar de la Salve Regina, le entonen el No pasarán.
Pablo, al rechazar que quienes estén en contra del aborto y del matrimonio homosexual dispongan de un programa en la televisión pública, revela que tiene aptitudes para censor, de modo que si llegara al poder, además de la Santa Misa, suprimiría también la serie de los Alcántara porque es un calco agradable de la familia tradicional y sustituiría la reposición de Verano azul por la de Curro Jiménez porque el pueblo no necesita playas sino revoluciones. Comenzaría la purga por los curas porque como buen laicista considera que la religión no forma parte del genoma humano, en tanto que la política es su ácido desoxirribonucleico. De ahí que no pida que se supriman las tertulias. Iglesias ignora que para el hombre es más importante el RIP que la UCD.
Iglesias, como Luis Suárez, quiere ganar con trampas, pero mientras que el uruguayo, al dejarse caer en el área chica, se arriesga a la roja por simular una falta, el dirigente de izquierdas pide en los despachos que intervenga el consejo de administración de TVE por alineación indebida. Y para lograr su propósito presenta pruebas falsas, entre las que destaca el supuesto carácter machista de los sermones. Si asistiera a misa sabría que la Virgen María se le trata como lo que es, una reina, la de las marismas, aunque tal vez él prefiera que se le otorgue rango de Pasionaria para que los fieles, en lugar de la Salve Regina, le entonen el No pasarán.
Pablo, al rechazar que quienes estén en contra del aborto y del matrimonio homosexual dispongan de un programa en la televisión pública, revela que tiene aptitudes para censor, de modo que si llegara al poder, además de la Santa Misa, suprimiría también la serie de los Alcántara porque es un calco agradable de la familia tradicional y sustituiría la reposición de Verano azul por la de Curro Jiménez porque el pueblo no necesita playas sino revoluciones. Comenzaría la purga por los curas porque como buen laicista considera que la religión no forma parte del genoma humano, en tanto que la política es su ácido desoxirribonucleico. De ahí que no pida que se supriman las tertulias. Iglesias ignora que para el hombre es más importante el RIP que la UCD.
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