Europa es ortodoxa - ¿no os habéis dado cuenta?
por Tatiana Fedotova
Compartiré con vosotros muchas veces mis aventuras en los foros ortodoxos – a veces la sensación es como bajar por una montaña rusa.
Una chica rusa y ortodoxa que vive en Noruega, visita París. Y, atónita, descubre que en la catedral de la Notre Dame se venera la Corona de espinas que en Su pasión llevó Jesucristo.
O que en la iglesia católica de St. Leu St. Gilles de París se conservan con devoción las reliquias de Santa Elena. En Alsacia, en un monasterio católico, se guardan las reliquias de Santas Sofía, Fe, Esperanza y Caridad...
Se puede seguir enumerando uno por uno a miles de santos, pero sólo mencionaré que los muy catalanes Sant Fructuós, Eulogi y Auguri son mástires de la fe ortodoxa, al igual que Santa Eulàlia y el muy madrileño San Pantaleón.
O que en la iglesia católica de St. Leu St. Gilles de París se conservan con devoción las reliquias de Santa Elena. En Alsacia, en un monasterio católico, se guardan las reliquias de Santas Sofía, Fe, Esperanza y Caridad...
Se puede seguir enumerando uno por uno a miles de santos, pero sólo mencionaré que los muy catalanes Sant Fructuós, Eulogi y Auguri son mástires de la fe ortodoxa, al igual que Santa Eulàlia y el muy madrileño San Pantaleón.
Desde que estudié en el cole (aunque era laico y ateo militante), sabía que los ortodoxos “empezaron” en el 1054. Pero ahora la historia ha cambiado. Actualmente es la fecha cuando ”empezaron” los católicos. Y, según el foro de las “matushkas” (mujeres de parrocos ortodoxos rusos), el nebuloso Albión era ortodoxo, catolicizado a fuerza, y precisamente por ello hay tantos santos mártires entre sus reyes. En las charlas para matrimonios o catecúmenos, los popes y monjas presumen de que “todo esto la Iglesia Ortodoxa lo lleva enseñando dos mil años”...
Como veo el nivel de los creyentes “avanzados” en Rusia, prefiero añadir más historias de santos compartidos en la lista de “reliquias ortodoxas de Europa Occidental” que son unos auténticos desconocidos. Entre tantas batallitas coyunturales hemos olvidado de nuestra raíz común...
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