¿Proteger o derruir la basílica del Sacré Coeur?

Parece que esto del progreso consiste en volver hacia el pasado para intentar borrar toda huella de cristianismo. Lo estamos viendo en España, pero en Francia acaban de regresar a la segunda mitad del siglo XIX a propósito de la basílica del Sagrado Corazón en Montmartre, con sus francmasones y comecuras rasgándose las vestiduras y clamando que la iglesia erigida en la colina donde fue martirizado san Denis (san Dionisio) junto con otros cristianos a mediados del siglo III debería ser derruida.

El desencadenante ha sido la decisión de la Dirección regional de asuntos culturales de Ile-de-France de iniciar el procedimiento para clasificar la basílica como monumento histórico. La justificación, en palabras de su director, Laurent Roturier, se funda en que “es uno de los símbolos de París, el edificio más visitado después de Notre-Dame, recibiendo más de 10 millones de visitas cada año”, y sin embargo no está protegido como monumento histórico. Ahora, el siguiente paso es que esta petición sea estudiada por la Comisión nacional de patrimonio y arquitectura para, finalmente, ser aprobada por el ministerio de Cultura francés.

Pero asociaciones laicas (anticatólicas), logias masónicas, grupos izquierdistas y otras asociaciones anticlericales han puesto el grito en el cielo. La concejal de Francia Insumisa, Danielle Simonnet, ha declarado que la basílica de Montmartre es "un insulto a la tradición de la clase obrera y a la propia Francia". Y Philippe Foussier, antiguo gran maestre del Gran Oriente de Francia, ha denunciado la iniciativa como “una provocación y un insulto a la memoria de los 30.000 muertos de la Comuna”, para pasar al ataque y pedir que la basílica sea derruida. ¿Su justificación?: “fue erigida para hacer pagar a los parisinos por su resistencia a los prusianos primero y a los versalleses luego”.

Curiosa operación de intoxicación la de Foussier, que no soporta la más mínima verificación histórica (eso que ahora llaman fact-checking): la construcción de la basílica del Sagrado Corazón se decidió a finales de 1870, esto es, varios meses antes del alzamiento de la Comuna, iniciado el 18 de marzo de 1871. En realidad lo que motivó la iniciativa de construir la basílica fue expiar la derrota de Sedan, considerada entonces un castigo divino. Pero qué más da si se trata de atacar a la Iglesia, la infame que hay que aplastar.