Hoy el reto del amor es cambiar de zapatos,
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2021
11 de agosto
Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CON MIS ZAPATOS
Hace ya tiempo, una amiga nos comentó que, desde siempre, ha sufrido mucho... ¡¡porque le arden los pies!! Ella es muy calurosa, a lo que se añaden problemas de circulación... y lo pasa francamente mal.
Mientras la escuchaba, recuerdo que sentí mucha compasión, pero, ay, sinceramente, ¡no me parecía para tanto, y hasta me daba un poco de envidia!
Resulta que a mí me sucede justo al contrario: soy muy friolera y siempre tengo los pies completamente escarchados. Una cosa exagerada, te lo aseguro. Hay momentos en que siento que me enfermo del frío que tengo en los pies... así que el calor me parecía una opción mucho más llevadera. Hasta ayer.
No me preguntes por qué, pero, de pronto, se me empezaron a calentar los pies más y más... ¡sentía que los tenía sobre ascuas! ¡Y me duró muchísimo tiempo! Tras la experiencia, doy la razón a nuestra amiga: ¡¡es horrible, realmente desagradable!!
Dicen que “antes de juzgar el camino de alguien, camina un día entero con sus zapatos”. Y, ciertamente, qué distinto es imaginar cómo es... ¡a sentirlo!
Pues esta experiencia es la que quiso vivir Jesucristo: ¡Él es hombre verdadero! Sabe lo que es sentir en su piel el frío o el calor, pero también conoce la explosión de alegría de una carcajada o el zarpazo amargo de la tristeza. Cristo ve el mundo con ojos de hombre, ¡ama con corazón de hombre!
Por eso Él te entiende de verdad. No porque lo ha oído o lo ha visto... sino que lo ha vivido contigo. Comprende lo que sientes, pues te ama tanto ¡que ha querido ser igual a ti, para que nada de lo tuyo le sea extraño! Se ha puesto a caminar a tu lado, y sueña con que, poco a poco, tú también puedas “caminar con Sus zapatos”: ¡y amar como Él ama, dejándole poner en tu corazón Su amor!
Hoy el reto del amor es cambiar de zapatos, ¡aunque sin necesidad de volver a tu armario! Te invito a que, en algún momento que vayas caminando, te hagas consciente de que Cristo acompaña tus pasos. Y, cuando alguien necesite que le escuches, dedícale ese rato con todo tu corazón. Igual no puedes “ponerte en sus zapatos”, ¡pero puedes acompañar su camino un rato! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
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