Buenismo en Cáritas. Mi opinión como economista
por Cuestión de vida
Leo con estupor las propuestas de Cáritas al Congreso. Están a la izquierda de la izquierda y desde luego no se corresponden con la doctrina social cristina reflejada en las encíclicas. Creo que, con la mejor intención del mundo de proteger al débil, y al igual que la cultura de la muerte nos ha engañado en cuestiones referentes a la vida y a la dignidad de las personas, el Nuevo Orden Mundial o el buenismo o el marxismo cultural o lo políticamente correcto o, hablando en plata, la nueva izquierda radical a nivel mundial nos ha engañado también en materia social y económica.
Es evidente que se nos venden como causas justas, pero detrás hay ideología y unos fines perversos que asumimos si asumimos su discurso. Claro que todos queremos que nadie pase necesidad, que todo el mundo tenga una vivienda digna, que todos tengan un nivel económico aceptable, ¿quién podría discrepar de eso? Pero claro, el problema es cómo y es en el cómo donde está la diferencia, la diferencia que hace que ese fin se cumpla o que cada vez nos alejemos más de ese fin.
Pienso que es un documento de despacho, si hubieran preguntado a los miles de voluntarios de las parroquias que atienden a las personas en el día a día el documento hubiera sido bien otro.
Conste que apreció la labor de caritas, y conste que no estoy defendiendo que se deje de atender al que lo necesita, especialmente en estas circunstancias tan difíciles que estamos viviendo, pero justamente por que amo a la Iglesia, porque Caritas es la Iglesia, me duele que se manifieste a favor de una ideología y de unas medidas que sólo traen más pobreza, menos libertad y finalmente persecución a la Iglesia.
Veamos cómo lo dice Abrahan Lincon
«No puedes ayudar a los pobres destruyendo a los ricos. No puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte. No se puede lograr la prosperidad desalentando el ahorro. No se puede levantar al asalariado destruyendo a quien le contrata. No se puede promover la fraternidad del hombre incitando el odio de clases. No se puede formar el carácter y el valor mediante la eliminación de la iniciativa e independencia de las personas. No se puede ayudar a las personas de forma permanente haciendo por ellos lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.» Abraham Lincoln
Pues el programa que propone Cáritas, asumiendo presupuestos de la izquierda, creyendo que así ayuda a los desfavorecidos es lucha de clases y destrucción de riqueza.
La discriminación positiva no existe, es siempre discriminación, porque si favorezco a unos con respecto a otros la discriminación será positiva para unos y negativa para otros, vamos lo de siempre.
- Primer tema, empleadas del hogar: «Propiciar un cambio legislativo que garantice el reconocimiento pleno de los derechos laborales en el empleo de hogar, en especial la prestación por desempleo…»
El objetivo es bueno, claro que sí, garantizar los derechos de todos, pero veamos cuales es la realidad. Las personas que tienen una asistenta que les ayuda a limpiar o un cuidador no son millonarios, no son empresas, solo son personas que necesitan una ayuda y la relación con la persona que trabaja no es la misma que la de una empresa. Cuando se equiparó la relación de empleada de hogar a una relación laboral estándar las mayores perjudicadas fueron precisamente las empleadas de hogar y también las personas que necesitan sus servicios. Porque supuso, entre otras cosas, que para emplear a alguien el coste laboral se disparó por las cotizaciones de la Seguridad Social, y eso es un coste tremendo que las familias no pudieron soportar, luego o bien despidieron o bien les redujeron la jornada, o bien pasaron a la economía sumergida de acuerdo con la asistenta que tampoco quería ver reducidos sus ingresos con la reducción de jornada, esto los menos casos.
La culpa es del ansia recaudadora del Estado: si en vez de poder unas cotizaciones sociales de más del 30 % fuera como mucho del 10% nadie tendría problema en pagar las cotizaciones y se contrataría más y se acabaría la economía sumergida.
Los pobres no son buenos y los ricos malos; los trabajadores buenos y los empleadores malos; los negros buenos y los blancos malos; las empleadas del hogar no son buenas y las empleadoras malas. Esto es marxismo, se sustituye la lucha de clases por el opresor-oprimido. No se corresponde con la realidad y por supuesto no es la visión cristiana.
- Segundo tema, vivienda: «mantener la medida extraordinaria de paralización de desahucios y desalojos sin alojamiento alternativo en vivienda habitual en alquiler; y reformar la Ley de Enjuiciamiento Civil para incluir la suspensión de cualquier procedimiento de ejecución sin alojamiento alternativo»
Vamos a ver, si una persona puede meterse en una casa y no pagarla, y nadie le puede echar de esa casa salvo buscándole otro alojamiento alternativo ¿por qué tendría yo que pagar la hipoteca de mi casa? Dentro de los desahucios hay mucha casuística, siempre nos enseñan a la pobre ancianita a la que echa de su casa un banco malvado. Pero eso no es lo habitual, eso es la demagogia de izquierdas que, igual que para aprobar el aborto nos enseña una pobre niña de 10 años violada por su padre y embarazada de un bebé con una discapacidad para aprobar la ley del aborto, a partir de la cual, aborta la que quiere, cuando quiere y porque quiere y se convierte en un derecho. Cada desahucio es un mundo y por supuesto que hay casos dramáticos que requieren atención especial, pero si aquí no pasa nada por no pagar, los beneficiados son los sinvergüenzas de siempre y aún peor se vulnera la seguridad jurídica y la propiedad privada y el sistema se cae.
Con el alquiler pasa lo mismo. ¿Quién va a alquilar una casa si una vez que entra alguien puede no pagar jamás y nunca puedes echarle? ¿es que el propietario no tiene derechos?
Que tengamos derecho a una vivienda no significa que por el hecho de existir alguien me tiene que dar una vivienda gratis «porque yo lo valgo»
Las relaciones entre partes tienen que regularse, pero hay que buscar un equilibrio entre propietario e inquilino, como hay que buscar un equilibrio entre los derechos del trabajador y los del empresario. Pero si uno tiene todos los derechos y el otro todas las obligaciones la baraja se rompe, y esto es exactamente lo que buscan.
- Tercer tema, Ingreso Mínimo Vital. «Ampliar la cobertura del ingreso mínimo vital para que no haya hogares sin ingresos ni familias por debajo del umbral de pobreza sin ningún tipo de protección, e incorporar a las personas en situación en irregular; y garantizar la complementariedad de las rentas mínimas autonómicas, entre otras medidas»
Ya existe el RMI (Renta Mínima de Inserción). Lo que no puede ser y además es imposible, es que alguien cobre más sin trabajar que trabajando y además es injusto, porque cuando alguien recibe dinero sin trabajar hay alguien que trabaja sin recibir su dinero.
Nuevamente no puede ser que unos tengan todos los derechos y otros ninguno. Una cosa es que a las personas haya que ayudarlas en un momento de necesidad ¡pues claro que sí! y otra que creemos una casta de subsidiados permanente.
Cualquiera que de verdad ha ayudado a personas en situación de vulnerabilidad (vamos, los pobres que se decía antes) sabe de sobra que lo que necesitan no es un subsidio de por vida porque eso les destruye como personas.
Citemos ahora a Margaret Thatcher «El dinero no es del Estado, el Estado no tiene más dinero que el que recauda del contribuyente, luego el dinero sí es de alguien. No olvidemos nunca esta verdad fundamental: el Estado no tiene más dinero que el dinero que las personas ganan por sí mismas y para sí mismas. Si el Estado quiere gastar más dinero, solo puede hacerlo endeudando tus ahorros o aumentando tus impuestos. No es correcto pensar que alguien lo pagará. Ese «alguien» eres «tú». No hay «dinero público», solo hay «dinero de los contribuyentes».
Todavía hay más temas interesantes en el citado documento, pero para muestra un botón. O volvemos a la caridad y dejamos la solidaridad, o volvemos a nuestra misión evangelizadora y dejamos de competir con las ONG, o seremos la sal que se vuelve sosa y se echa a los perros. Es más, creo que ya lo somos y que ya nos están pisando los perros.