De una española en la Revolución Francesa: Teresa de Cabarrús, "Notre Dame du Bon Secours"
por En cuerpo y alma
Teresa Cabarrús. Theodore Chaseireau |
Juana María Ignacia Teresa de Cabarrús nace el 31 de julio de 1773 en el palacio de San Pedro en Carabanchel Alto, cerca de Madrid, en una familia de la alta burguesía española originaria de Navarra. Es su padre Francisco de Cabarrús, aristocratizado como Conde de Cabarrús por Carlos IV, nacido en Bayona, en Francia, fundador del Banco de San Carlos, precedente del Banco de España, y ministro de José Bonaparte. Es su madre María Antonia Galabert, hija de un industrial francés establecido en España.
En 1778, con cinco años de edad, Teresa es enviada a Francia. Con apenas doce años descolla ya por su inteligencia y su belleza, que la Duquesa de Abrantes definirá como una mezcla de la vivacidad francesa y la voluptuosidad española, hasta el punto de que durante una estancia en España, siendo sólo una niña, un cuñado de su padre la pide en matrimonio, que éste rechaza.
Tras un breve amorío con Alexandre de Laborde que no termina en matrimonio, en 1788, con apenas quince años de edad, Teresa casa con Jean Jacques Devin de Fontenay, consejero del Parlamento. Teresa convertirá su casa en uno de los grandes salones de la vida política y cultural de París. En ella son recibidos La Fayette, los hermanos Lameth, el Conde de Mirabeau, la crema y nata en suma de lo que luego será la Revolución Francesa.
Sobreviene un período de desgracias: en 1790 su padre es arrestado en España, y tres años después su arruinado marido se divorcia de ella. En plena Revolución Francesa, Teresa marcha con sus hijos a Burdeos, donde intercede por los presos de la represión revolucionaria, lo que si por un lado le vale el apelativo de Notre Dame du Bon Secour, Nuestra Señora del Buen Socorro, por otro le vale el ser también ella detenida en el castillo de Hâ. Cabarrús entra en contacto con Jean-Lambert Tallien, que seducido por su belleza sin igual, no sólo la libera sino que se enamora de ella. A la salida de la cárcel, Teresa pronuncia un discurso sobre educación en el llamado Templo de la Razón de Burdeos, que no es otra cosa que la confiscada iglesia de Santo Domingo, hoy iglesia de Notre Dame.
Tallien es llamado a Paris y detrás de él se va la Cabarrús, que es de nuevo detenida y esta vez condenada a muerte. En prisión conoce a Joséphine de Beauharnais, futura esposa de Napoléon. En la celda Teresa deja escrito: “Libertad, ¿cuándo dejarás de ser una vana palabra?” Tallin vuelve a interceder por ella, con tanta energía esta vez que el discurso que pronuncia en la Asamblea hace caer a Robespierre, cuyo paso por la guillotina pone fin al llamado período del Terror, cosa que ocurre el 9 Thermidor del año 2. La cantidad de vidas que el episodio salva le gana a Teresa una nueva advocación: Notre Dame de Thermidor.
El salón de Teresa en los Campos Elíseos se convierte de nuevo en centro de la vida social y política parisina, Se casa con Tallien el 26 de diciembre de 1794, y le da una hija, a la que llama Rose-Thermidor. Las llamadas masacres de septiembre en las que participa Tallien, le separan de su esposa, y ganan a la dama carabanchelana una nueva advocación: Notre Dame de Septembre, que unir a un cuarto que la asocia a todas las grandes damas de la Revolución Francesa: “les Merveilleuses”, las maravillosas.
Teresa entonces se entrega a varios amantes entre los cuales el General Hoche, y sobre todo Paul Barras, el hombre fuerte del momento, cuyo castillo de Grosbois, donde recibe a Joséphine de Beauharnais, Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord, Joseph Fouché, Choderlos de Laclos, Madame Récamier, etc., convierte Teresa de nuevo en el centro de la vida política e intelectual francesa. Teresa de hecho, da un hijo a Barras, aunque éste nace muerto. A Barras seguirá en la lista amatoria de Teresa el riquísimo financiero Gabriel-Julien Ouvrard, a quien dará hasta cuatro hijos, todos ellos con el apellido Tallien de Cabarrus.
Aparece en ese momento en la vida de Teresa un prometedor general por nombre Napoleón Bonaparte, aunque éste, al final, no sólo optará por otra dama de la sociedad francesa, Josephine de Beauharnais, sino que será el que aparte definitivamente a Teresa del centro de la vida púbica francesa, en un proceso no suficientemente conocido: “Te prohíbo ver a madame Tallien bajo cualquier pretexto. No admitiré excusa alguna” le escribe a Josephine.
Rechazada de la sociedad, Teresa intima con Madame Stael, otra apestada de la corte napoleónica, que le presenta a François Joseph de Riquet de Caraman, Conde de Caraman y Príncipe de Chimay, con quién casa en 1805 y a quien dará dos hijos y una hija. Y aunque la carrera de éste va en ascenso y llega a ser hasta diputado de la Asamblea francesa y luego de la Cámara de los estados generales holandesa, lo cierto es que Teresa debe resignarse a jugar un papel muy secundario en el palacio de Chimay.
Buscando su lugar en la nueva situación, Teresa se da entonces al mecenazgo, particularmente de la música, y por Chimay pasan compositores de la talla de Charles de Bériot, Maria Malibran, o Luigi Cherubini, que incluso compone en su honor una célebre Misa en fa.
En honor de su esposa Chimay hace construir en Chimay un asilo de ancianos y un hospicio para niños pobres y un teatro a orillas del lago Virelles que aún hoy registra una importantísima actividad musical al máximo nivel. Teresa morirá en el Palacio de Chimay, el 15 de enero, es decir, tal día como hoy, de 1835, cuando tiene por lo tanto escasos sesenta y dos años. Sus biografías, sus retratos, su recuerdo, todo evoca su infinita belleza y sagacidad.
Y sin más por hoy, queridos amigos, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Por aquí nos vemos
©L.A.
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