Viernes, 27 de diciembre de 2024

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Tomás de Kempis y la Imitación de Cristo

por Vida en abundancia

“En mi juventud leí “La Imitación de Cristo” y me quedé admirado al darme cuenta de que este libro trae más enseñanzas en una sola página que los libros vernáculos en varios volúmenes. A este precioso libro debo haberle tomado gusto a la lectura de libros espirituales y el haber dejado de leer libros vernáculos”    San Juan Bosco (18151888)

TOMAS DE KEMPIS

El Beato Tomás de Kempis nació en Kempen (Alemania) en el año 1380 y falleció en Zwolle (Holanda) en 1471 a la edad de 91 años. Fue un fraile católico renacentista del siglo V, miembro de la Orden de San Agustín (O.S.A.) y autor de La imitación de Cristo, una de las obras devocionales cristianas más conocida desde entonces, la cual redactó para la vida espiritual de monjas y frailes y que ha tenido una amplia difusión entre los miembros de la Iglesia Católica y la Anglicana, la cual considera a Tomás de Kempis como santo.

El nombre original de Tomás de Kempis era Thomas Hemerken, apellido que en español significa pequeño martillo, y fue hijo de artesanos. Su hermano mayor, John, fue enviado por sus padres a estudiar a la ciudad holandesa de Deventer cuando contaba 12 años de edad. En 1395 enviaron a estudiar a la misma ciudad a Tomás, quien esperaba encontrar ahí a su hermano John. Pero Tomás se llevó una gran sorpresa al no encontrar a John en Deventer, ya que éste se había unido a la orden monacal de los Agustinos.

Tomás comenzó entonces sus estudios a los 15 años de edad en un centro dirigido por una asociación conocida como los Hermanos de la Vida Común, quienes practicaban lo que entonces se conocía como devoción moderna. Llegó a ser un experto copista, una profesión que por lo general era del dominio de los monjes antes de la invención de la imprenta, con lo que gracias a los ingresos que le reportaba su trabajo de copista, Tomás pudo sostenerse económicamente.

La convivencia con la Asociación de los Hermanos de la Vida Común hizo que Tomás siguiera los pasos de su hermano John hacia la vida religiosa, y por ello solicitó ingresar en el monasterio Agustino de Santa Inés en Agnettenberg, cerca de Zwolle, donde su hermano John era ya el prior del monasterio. Pero aunque fue aceptado por la comunidad monacal, no se le permitió ir a Monte Santa Inés como él deseaba, sino que se le pidió permanecer un tiempo más en Deventer para poder terminar sus estudios. Tomás estaría en dicha ciudad por espacio de siete años, hasta que finalizó sus estudios de humanidades.

En Deventer, Tomás no sólo finalizó sus estudios, sino que adquirió el perfil de autor de grandes obras de devoción y espiritualidad cristianas. Tras un breve período en tal menester, Tomás pidió a sus superiores unirse al Monasterio de Agnettenberg, donde estaba su hermano John. Pero el edificio de dicho monasterio aún no estaba totalmente terminado, razón por la cual se retrasó el noviciado de Tomás hasta 1406. Fue ordenado sacerdote en 1413 y posteriormente nombrado sub-prior en 1429. El monasterio experimentó un período de dificultades debido al rechazo papal a la elección de Rudolph von Diepholt como obispo de Utrecht, con lo cual los monjes fueron desterrados de Agnettenberg entre los años 1429 y 1432.

Por lo general la vida de Tomás transcurrió entre sus ejercicios de ascesis o práctica encaminada a la liberación del espíritu y el logro de la virtud, y sus escritos devocionales, así como sus lecturas y su actividad como copista.

Existen suficientes testimonios históricos de la vida espiritual de Tomás de Kempis que le colocaron siempre como candidato a ser beatificado por el Vaticano, pero con el paso del tiempo la cusa cayó en el silencio. No obstante en la Iglesia Católica es reconocido como Beato Tomás de Kempis, y su recuerdo se celebra el 30 de agosto de cada año. Sus restos fueron trasladados desde el Claustro de Agnettenberg, el cual fue destruido durante la Reforma Protestante, a la Iglesia de San Miguel en Zwolle (Holanda), donde permanecen en la actualidad.

LA IMITACION DE CRISTO

De Imitatione Christi, nombre original de La imitación de Cristo, es un libro católico de devoción y ascética escrito en forma de consejos breves y cuyo objetivo principal, según el propio texto, es el de instruir el alma en la perfección cristiana, proponiendo como modelo al mismo Jesucristo.

Se publicó por primera vez en 1418 de forma anónima según algunos historiadores, y en 1427 según otros. De acuerdo a muchas fuentes, esta obra de Tomás de Kempis ha sido el libro católico más editado del mundo después de la Biblia y con mayor número de lectores, por lo que se trata de un clásico de la lectura mística. Este libro también es conocido como Kempis, Contempus Mundi o Menosprecio del mundo, derivado del título del primer capítulo de la obra, Desprecio de todas las vanidades del mundo.

La obra está dividida en cuatro partes principales, con sus consiguientes capítulos:

Libro I Consejos que sirven para llevar vida espiritual

Libro II Consejos que inducen a la vida interior

Libro III Consolación espiritual

Libro IV Sacramento del altar: amable invitación a comulgar

Entre los más ilustres pensadores que se consideraron alumnos de La imitación de Cristo se encuentra la carmelita francesa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia (18731897). La composición literaria del monje agustino Tomás de Kempis es de hecho la pieza clave pera comprender plenamente la figura de esta monja y santa. Fue sobre este texto que se desarrolló su primera formación, antes de que Teresa entrara en contacto directo con la mística de Santa Teresa de Ávila y de San Juan de la Cruz.

El clérigo Jacobo Benigno Bossuet (16271704) definía este libro como el Quinto Evangelio, indicando así la importancia que el intelectual y predicador francés le daba dentro del conjunto de literatura cristiana.

El propio filósofo Françoise Marie Arouet, más conocido como Voltaire (16941778), reconocía los méritos singulares de esta obra, a pesar de que él no era creyente.

El libro La imitación de Cristo ha sido apreciado por diversos pontífices, entre los cuales destacó el Papa Juan XXIII, el cual inspiraba sus palabras y decisiones en la asidua lectura de este libro. La imitación de Cristo llegó a tener tal importancia dentro de la mística espiritual católica, que para muchos fue una especie de manual de consulta que guiaba las circunstancias en que vivían.

 

“Pero si en todo buscas a Jesús, de seguro hallarás a Jesús”

Tomás de Kempis

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