Viernes, 22 de noviembre de 2024

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¿Qué tienen que ver en todo esto los sacramentos?

Unidad en la diversidad e Iglesia accidentada (y III) BXVI

por La divina proporción

 ¿Qué tienen que ver en todo esto los sacramentos?

Diversidad e Iglesias que se accidentan de forma más diversa aún. ¿Qué posibilidades hay de unidad? Podríamos buscar la unidad en la acción de la Gracia de Dios sobre nosotros: los sacramentos. ¿Es posible encontrar allí la unidad?

Lo primero que tenemos que tener claro es ¿Qué es un sacramento?

Los sacramentos son signos sensibles (palabras y acciones), accesibles a nuestra humanidad actual. Realizan eficazmente la gracia que significan en virtud de la acción de Cristo y por el poder del Espíritu Santo. (Catecismo de la Iglesia Católica, 1084)



Los sacramentos son signos. Signos como puede ser una palabra, que nos comunica un significado. En el caso de los sacramentos, el significado es más que un concepto, una emoción o una acción, se trata de la Gracia de Dios que nos transforma. Es Dios mismo que se comunica a nosotros.

Para que una palabra sirva para comunicarnos, es necesario que los que hablamos entendamos lo mismo. Los sacramentos son signos que deben tener el mismo significado para la que la unidad sea verdadera y no simple apariencia. ¿Cómo entendemos los sacramentos hoy en día?

Para la mayoría de nosotros los sacramentos son actos sociales que realizamos dentro de las iglesias. Este significado socio-cultural es tan sólo la capa más superficial del sacramento, ya que es evidente que todavía permiten reunir a personas para celebrar algo importante: un nacimiento, la primera comunión, una boda, ordenación o un funeral. Incluso son capaces de reunir a padres divorciados para estar en la comunión de sus hijos. Esta fuerza evidencia que todavía tienen un cierto efecto unificador, pero la Gracia no tiene razón de llegar a transformarnos si no le dejamos actuar en nosotros.

Dicho sea, que reunir a padres divorciados y vueltos a casar, conlleva problemas considerables que enfrentan a las personas a un sufrimiento socio-cultural que no es nada sencillo de manejar. Hay padres en situación más que irregular que solicitan comulgar para que el niño no vea que “son diferentes”, quedando en evidencia la situación ante la comunidad. En el Sínodo de la Familia, se plantean opciones que puedan hacer posible que personas divorciadas vueltas a casar, puedan comulgar de forma plena. Las razones que se dan siempre están dentro de la esfera del sufrimiento social de estas personas, que se sienten fuera de la comunidad si no se les permite comulgar. Es curioso, pero nadie les cuenta que la Gracia de Dios no sólo se recibe comulgando, sino que leyendo la Palabra de Dios, por ejemplo, la Gracia también actúa en nosotros. Damos mucha importancia al significado socia-.cultural de los sacramentos y se debe a que desconocemos que hay mucho más detrás de las formas sociales que los transportan. ¿Qué hay detrás de estas formas sociales? Está Dios, que no es poco.

Por desgracia, los sacramentos ya no significan unión con Dios, sino pertenencia social a la comunidad.

La Eucaristía -repitámoslo- es sacramento de la unidad. Pero, por desgracia, los cristianos están divididos, precisamente en el sacramento de la unidad. Por eso, sostenidos por la Eucaristía, debemos sentirnos estimulados a tender con todas nuestras fuerzas a la unidad plena que Cristo deseó ardientemente en el Cenáculo…

Soy consciente de que para eso no bastan las manifestaciones de buenos sentimientos. Hacen falta gestos concretos que entren en los corazones y sacudan las conciencias, estimulando a cada uno a la conversión interior, que es el requisito de todo progreso en el camino del ecumenismo. Os pido a todos vosotros que emprendáis con decisión el camino del ecumenismo espiritual, que en la oración  abre las puertas al Espíritu Santo, el único que puede crear la unidad. (Benedicto XVI, Homilía de clausura del congreso eucarístico italiano. Solemnidad del "Corpus Christi". 29 de mayo de 2005)

Quizás la primera piedra de la unidad interna de la Iglesia (ecumenismo interno) debería ser dar sentido, unidad y profundidad a los sacramentos. Cuando seamos capaces de comulgar en toda su profundidad y unidos verdaderamente, estaremos cerca de vivir la unidad que el Señor desea.

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