#marRef Luchando por el Matrimonio con Irlanda. San Agustín

20 mayo 2015 00:00

El próximo día 22 de mayo, viernes, Irlanda va a votar la aceptación de uniones homosexuales, bajo en nombre de matrimonio. Permítame indicar que el sólo hecho de que se haya convocado un referéndum indica que los políticos irlandeses tienen respeto por los habitantes del país. En otros países, los políticos roban cada cuatro años la soberanía de quienes les votan y de quienes no les votan. Aunque el fin mismo de la votación sea reprobable, al menos se pregunta a los ciudadanos.

Desde hace semanas, los irlandeses provida están realizando un esfuerzo considerable por mostrar todos los males que conlleva homologar las uniones homosexuales con el matrimonio. Un esfuerzo no sólo de personas anónimas, sino de personas con nombre y apellidos que salen de sus trabajos con una pancarta para evidenciar que van a votar No. Profesores, funcionarios, tenderos, policías, etc, evidencian su disconformidad continuamente y sin miedo a que les puedan reconocer. En otros países este testimonio sería casi imposible, ya que tenemos las represalias que pudieran darse.

El matrimonio es mucho más que un contrato temporal entre dos personas, es un sacramento que santifica una institución natural.

Lo que se trata de investigar, pues, es por qué razón la bondad del matrimonio es llamada propia y justamente un bien; bien del matrimonio, que el Señor mismo ratificó en su Evangelio, no solo cuando prohibió repudiar a la esposa, a no ser por causa de adulterio, sino también porque Él mismo consintió ser invitado a unas bodas.

Entiendo que la razón de ello no radica en la sola procreación de los hijos, sino principalmente en la sociedad natural por uno y otro sexo constituida…

Y, sin embargo, en el verdadero y óptimo matrimonio, a pesar de los años y aunque se marchiten la lozanía y el ardor de la edad florida, entre el varón y la mujer impera siempre el orden de la caridad y del afecto que vincula entrañablemente al marido y la esposa, los cuales, cuanto más perfectos fueren, tanto más maduramente y con unánime parecer, comienzan a abstenerse del comercio carnal; no porque más tarde hayan de verse forzados a no querer lo que ya no podrían realizar, sino porque les sirve de elogio haber renunciado a tiempo a aquello que más tarde habría de ser forzoso renunciar. (San Agustín, La Bondad del Matrimonio, 3, 3)

Detrás del matrimonio hay un designio de Dios que se hace patente en la naturaleza. Un designio que hace que sean varón y hembra quienes deciden unirse para formar una familia y poner su esfuerzo en tener y educar a sus hijos. La caridad y el afecto evidencian que no es sólo una sociedad instrumental o utilitaria. Es una sociedad trascendente que nace de la propia voluntad de Dios, que dijo a Adán y Eva: “Creced y multiplicaros” y designó como cuarto sacramento. “Honrarás a tu padre y tu madre”.

No cabe duda que el ser humano es libre de crear uniones y contratos de muy diverso tipo, pero el matrimonio no es una palabra adaptable a la ideología del momento. El matrimonio hunde su sentido en el Espíritu Santo, que es “Señor y dador de vida”. El Espíritu da la vida a través de los esposos, que se unen para que cada nueva vida sea agradable a los ojos de Dios.

Entre las frases que se han difundido durante estos días previos al referéndum irlandés, la que más me ha gustado es que votar NO, no es votar contra las personas homosexuales, sino votar a favor de la vida. El mismo hecho de asignar la opción negativa al mantenimiento del sentido del matrimonio, es parte de la propaganda que busca cambiar la esencia del matrimonio. Votar NO es votar Sí a la vida. Votar SI a la homologación de las uniones homosexuales, es abrir la puerta a los vientres de alquiler, adopciones por parejas homosexuales y la imposición de la enseñanza de la ideología de género en las escuelas. Pocas veces un Sí ha significado tal cantidad de negaciones y confusión.

Con gran pena tengo que decir que creo que desde el resto de países de Europa, nos hamos olvidado a los irlandeses pro-vida. No les hemos apoyado ni alentado a seguir la lucha. Les hemos ignorado, quizás, porque hemos perdido la esperanza en nosotros mismos y nos parece que lucha no tiene sentido cuando nosotros la hemos perdido. Deberíamos reflexionar sobre la típica frase “divide y vencerás” y cómo nosotros mismos nos plegamos a ella.

Deseo a los irlandeses, a los que admiro y tengo y gran estima, que este viernes sean capaces de decir NO y demostrarnos al resto de las personas que vivimos en Europa, que es posible nadar contra la terrible corriente de la ideología de género. Hay una novena que está rezando en Twitter, a la que podemos unirnos (@novena4ireland). También está nuestra capacidad de orar por ellos y por nosotros mismos. También podemos utilizar los hashtags #marRef y #VoteNo para darles ánimo. Su empeño es el nuestro, su victoria es la victoria de la razón. Quiera Dios ayudarnos y que nosotros nos dejemos ayudar.

@NestorMN