Al Clinton lo que es del Clinton. A Dios... San Agustín
Al Clinton lo que es del Clinton. A Dios... San Agustín
“Los códigos culturales profundamente enraizados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”.
Pensar que todo postulante a “salvador de la humanidad” lleva consigo una utopía personal que pretende imponer a los demás. Utopías que esconden decenas de distopías disfrazadas de bien común. Pero no nos precipitemos:
...respondiéronle los mismos que le habían preguntado que en la moneda está la imagen del cesar, y les respondió conforme a sus propias palabras: Dad al Cesar las cosas del Cesar y a Dios las cosas de Dios, para así advertirles que había que dar a Dios la imagen de Dios en el hombre igual que había que dar al Cesar la imagen grabada en la moneda. De una manera semejante pregunta aquí a los mismos interrogadores, juzgando así a los mismos jueces. «No prohíbo, dice, apedrear a la que la ley manda apedrear, pero pregunto por quiénes debe ser apedreada. No me opongo, pero busco quién es el ministro de la ley». Escuchad finalmente: « ¿Queréis apedrear conforme a la ley? » Aquel que esté sin pecado, que lance el primero la piedra sobre ella. (San Agustín, Sermón XIII, 4)
El texto de San Agustín nos da una pista maravillosa. El primero que esté libre de pecado que lance la primera piedra. ¿Quién no ha pensado que su cómoda iglesia personal, su sociedad ideal, sus leyes o sus normas, deberían ser las que todos aceptaran? Todos hemos comentado cómo arreglaríamos el mundo en fascículos semanales. Hillary Clinton ha hecho lo mismo que nosotros, pero utilizando la sociedad ideal donde le gustaría vivir, como modelo de bien común.
El problema de este tipo de declaraciones no es su contenido, ya que todos hemos caído este tipo de tentaciones alguna vez. El problema es que las palabras pueden convertirse en normas legales y como ella mismo ha indicado, en “recursos coercitivos”.
El Único que puede proponer una verdadera utopía es Dios y lo puede hacer porque está en su poder transformar nuestra naturaleza. La Gracia de Dios es el medio que permite que la justicia y la misericordia no sean opuestos, sino una realidad.
“A Dios lo que es de Dios” y lo que es de Dios es el Reino que vendrá cuando Él estime oportuno. “Al Cesar lo que es del Cesar” y lo que es del Cesar es administrar el bien común sin imponer utopías personales o ideológicas. Los segundos salvadores o redentores evidencian la Torre de Babel que es la sociedad humana, el “mundo” que no ha recibido ni aceptado la Luz de Cristo.
Si Hillary Clinton llegara a gobernar, no creo que pudiera poner en marcha un plan directo y evidente para impone su sociedad ideal, pero lo que sí podría hacer es subvencionar a quienes promueven esa sociedad, con los impuestos de todos los estadounidenses. Es el viejo truco del soldado de paja. Quien no quiere sufrir las consecuencias de sus actos, crea la apariencia de que es otro el que defiende nuestras ideas. Entonces, el salvador aparece como quien acepta las suplicas de la sociedad y se compadece de sus requerimientos.
Por desgracia, la política es cada vez menos gestión transparente y cada vez más implantación ideológica. Por eso los cristianos somos tan mal vistos. No nos dejamos engañar, porque sabemos lo que es de Dios y lo que es del Cesar. Ya no nos llevan al Circo para morir frente al pueblo romano, porque la sociedad ha desarrollado estrategias más sutiles y efectivas. Ahora basta con echarnos a un lado mientras nos llaman fundamentalistas, ultras o apelativos similares. El Circo mediático se contenta con reírse de nosotros. El Cesar sigue utilizando las mismas armas, pero evolucionadas para no aparecer como una persona cruel. Los “recursos coercitivos” se ocuparan de dejar claro quien manda y que consecuencias mediáticas tiene no arrodillarse ante el Cesar.