Del rabino Alfonso de Zamora, traductor de la Biblia Políglota
por En cuerpo y alma
Alonso o Alfonso de Arcos o Alfonso de Zamora nace en las cercanías de Zamora en el año 1476, hijo de un rabino judío de nombre Juan de Zamora.
Alonso recibe una excelente formación en la lengua hebrea, y cuando tiene dieciséis años, se emite el decreto de expulsión de los judíos promulgado por los Reyes Católicos en 1492. Aunque al principio su familia será de las que decida abandonar España antes que abjurar de su fe, catorce años después tomará la decisión de regresar y recibir el bautismo.
Según todo apunta, la familia sobrevive ejerciendo la zapatería, pero en 1508, tras opositar a la cátedra de hebraico, caldeo y arábigo de la Universidad de Salamanca, Alonso es elegido como ayudante de su nuevo titular, el italiano Diego de Populeto, para un período de dos años, al término del cual, una mediación del mismísimo rey, Fernando el Católico a la sazón, permite su recontratación, hasta que el Cardenal Francisco Ximénez de Cisneros se fija en su persona y el 4 de julio de 1512 lo nombra el primer catedrático de Hebreo y Arameo de la Universidad de Alcalá de Henares, fundada apenas trece años antes, el 13 de abril de 1499, mediante bula del Papa Alejandro VI.
A partir de ese momento, Alonso trabaja esforzadamente en el gran proyecto del Cardenal, que no es otro que la Biblia Políglota que conocen bien los lectores de esta columna (y si no, puede Vd. hacerlo pinchando aquí), de la cual, preparará las columnas correspondientes al hebreo y al arameo, limitada ésta última a los libros del Pentateuco. Le ayudan en la tarea otros dos conversos judíos, el segoviano Pablo Coronel y Alonso de Alcalá. Como se sabe, el volumen VI de la obra incluye un diccionario de hebreo, una gramática del hebreo escrita en latín, probablemente la mejor escrita en Europa por ese entonces, la cual será reeditada en 1526.
De acuerdo con el proceder de tantos judíos conversos de la época, Alonso se afana a la tarea de describir los que considera los errores de su antigua religión, el judaísmo, frente a la nueva. En esa dirección se inscribe la “Carta” (“Igereth”) en hebreo y latín dirigida a los judíos de Roma, una Introducción al Targum impresa en 1532, y también un “Libro de la sabiduría de Dios” (“Sepher Chocmath Elohim”) en hebreo, que le es atribuído.
Amén de ello, deja importantes realizaciones como traductor que incluyen los “Comentarios sobre Isaías y Jeremías” o la “Exposición de los cincuenta y nueve primeros salmos del rabino David Qimchi”. Con la ayuda de Pedro Ciruelo, realiza una traducción al latín del libro del Génesis. Trabajos que complementa con una labor como copista de manuscritos que llama la atención en una época en la que la imprenta se halla ya en pleno auge.
Alfonso de Zamora vendrá a morir en 1544, a la edad de 68 años. Su nombre adorna una calle en la ciudad por cuya universidad tanto y tan bien trabajó, contribuyendo a colocarla entre las más importantes de su época, Alcalá de Henares, aunque su figura es menos conocida de lo que debería.
Y sin más por hoy, deseo a todos Vds. que hagan mucho bien y que no reciban menos. Mañana nos vemos por aquí, si lo tienen Vds. a bien.
©L.A.
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