¡A huevo!

Acabo de leer una noticia de ABC en la que cuenta que el Gobierno se dispone a emprender otra cruzada laicista. Bajo el paraguas del día de los Derechos Humanos, que se celebra hoy, va a aprobar una serie de reformas, entre las que está la Ley Orgánica de Libertad Religiosa. Se pretende equiparar a la Iglesia con el resto de confesiones religiosas. La verdad es que, dicho así, me parece fenomenal la reforma. Por mucho que crea firmemente que nuestra religión es la verdadera, también me parece bien que el resto de confesiones tengan sus derechos. El problema viene si pensamos, o tenemos la seguridad, que esto solo se hace para intentar controlar a los católicos, que somos el grupo más numeroso con diferencia. No salió mucho en los medios españoles la contestación de Rusia a la petición, por parte de Arabia Saudí, de construcción de una mezquita en Moscú. La contestación de Rusia fue "No hay problema... mientras nos dejéis construir una iglesia ortodoxa en Riyahd". Y no es que piense que tengamos que hacer nosotros lo mismo. De hecho, Benedicto XVI ha fomentado la construcción de mezquitas en numerosas ocasiones. Pero no está de más recordar que también la Santa Sede ha pedido reciprocidad en el diálogo interreligioso. Seguro que alguno opina que este texto no se corresponde con el título... Pues que tenga por seguro que sí tiene mucho que ver. El Señor nos está preparando el camino para que demos nuestro testimonio al mundo. ¿Alguien ha leído el libro La última aparición de la Virgen? ¿Y El Padre Elías: un Apocalipsis? Pues son altamente recomendables; de muy agradable lectura. Yo no creo que pueda ocurrir algo parecido a lo que sucede en la trama de ambos libros, pero lo que sí es seguro es que el Señor quiere que estemos en el mundo, hoy, que seamos sus manos para que el mundo le vea a Él en su Iglesia, es decir, en nosotros. Incluso con leyes sospechosas de por medio. Señor, aquí estamos para lo que Tú quieras. No nos dejes apartarnos de ti. Eduardo Palanca