Hoy el reto del amor es reconocerte pobre... ¡y pedir ayuda antes de explotar!

18 diciembre 2014 00:00

Año del Señor 2014
Lerma, 18 de Diciembre

Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

¡S.O.S.!

Llevaba dos días a punto de infarto. Las felicitaciones de Navidad del Noviciado se acumulaban. Lety me había dejado a mí encargada de ello, pero... papeles sin firmar, sobres sin nombres... la mesa se había convertido en una caótica montaña de cartas urgentes. Y el tiempo no dejaba de correr...

Reconozco que soy de esas personas que intentan lograr la misión encomendada sea como sea, a cualquier precio. Y, claro, cuando veo que el asunto empieza a rozar el imposible, ¡me muero de angustia!

Por la tarde el nivel de estrés se acercaba peligrosamente al punto de alerta. Tratando de escuchar al Señor y a mi Madre Maestra, repasé mis particulares "medidas de seguridad" de estos casos. En fin... tras merendarme mi orgullo (primer paso altamente complicado, me permito añadir) le dije a Lety:

-No llego. No me da tiempo. Necesito ayuda.

Ella me contestó:

-No hay problema, que Israel te eche una mano.

Ayer por la mañana Israel dejó su trabajo para bajar conmigo a la aventura de las felicitaciones de Navidad. Es impresionante... ¡He vuelto a trabajar con paz, con calma! Y, lo más gracioso de todo: el Señor nos ha regalado organizarnos tan bien... ¡que hasta nos ha sobrado tiempo!

Hoy el reto del amor es reconocerte pobre... ¡y pedir ayuda antes de explotar! En estos días previos a la Navidad, parece que la lista de tareas pendientes crece sin parar: organización familiar, trabajos a medias, las comidas... Tal vez hay momentos en que sientes que puedes con todo, que llegas a todas partes, que sólo es cuestión de correr un poco más. Pero, finalmente, entre carrera y carrera, acabas transformándote en una peligrosa bomba de relojería.

Hoy te invito a que no llegues a ese punto. Para un momento con Cristo. Preséntale tu lista de tareas, pídele que te acompañe a lo largo del día... ¡y que te avise cuando empieces a perder la paz! En ese momento, frena con Él y pide ayuda. ¡Que en estos días tan especiales no reinen las prisas, sino el amor! ¡Feliz día!

VIVE DE CRISTO

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