De la campanilla del Sumo Sacerdote hallada en 2011 en Jerusalén

 
 
 
            Cuando en su día iniciamos esta serie sobre la historia de las campanas con una reseña inicial que puede Vd. conocer pinchando aquí, decíamos que ya en el Antiguo Testamento, y aunque no en la forma que las conocemos hoy colgadas de grandes campanarios, se hablaba de campanas, las que habían de adornar el traje de Aarón, hermano de Moisés, y después de él de cada uno de los sumos sacerdotes que le habían de suceder en semejante dignidad.
 
            Las referencias son tres, dos de ellas en el libro del Exodo. La primera dice así:
 
            “Tejerás el manto del efod todo él de púrpura violeta. Habrá en su centro una abertura para la cabeza; esta abertura llevará en derredor una orla, tejida como el cuello de una cota, para que no se rompa. En todo su ruedo inferior harás granadas de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal; y entre ellas, también alrededor, pondrás campanillas de oro: una campanilla de oro y una granada; otra campanilla de oro y otra granada; así por todo el ruedo inferior del manto. Aarón lo llevará en su ministerio y se oirá el tintineo cuando entre en el Santuario, ante Yahveh, y cuando salga; así no morirá” (Ex. 28, 31-35).
 
            Prácticamente idéntica a la segunda (Ex. 39 22-26), que expresa lo mismo pero no en forma de orden, sino en forma de crónica de algo ya sucedido.
 
            La tercera es a nuestro entender la más interesante, pues aunque muy parecida a la del Exodo, tiene la ventaja de que explica con claridad la finalidad que de la campana se espera. Se contiene en el libro del Eclesiástico y dice:
 
            “Le colocó granadas en los bordes de sus vestidos y muchas campanillas de oro todo alrededor, para que tintinearan al caminar, y resonaran por todo el templo,  como memorial para los hijos de su pueblo”. (Ec. 45, 9)
 
            Pues bien, gracias a los pacientes y eficaces trabajos arqueológicos que a diario se llevan a cabo en Israel, convertido probablemente en el yacimiento arqueológico más activo del mundo en este momento, estamos hoy día en situación de confirmar una vez más arqueológicamente las afirmaciones vertidas en esos libros que son un verdadero compendio de historia que son los que componen el Antiguo Testamento de la Biblia, ya que el día 24 de julio de 2011, arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI) presentaban la campanilla que descubierta en un canal de desagüe, había formado parte de esas vestimentas del Sumo Sacerdote citadas en el Exodo y en el Eclesiástico. El desaguadero arrancaba del estanque de Siloe, también citado en los Evangelios, atravesaba la ciudadela de David y finalizaba en lo que hoy es un parque arqueológico adyacente al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, en la calle principal de la ciudad que llegaba al llamado Arco de Robison, sobre la que se alzaba una escalera con varios tramos por la cual se llegaba al Templo.
 
            Con toda probabilidad, la campanilla en cuestión se había desprendido, a pesar de su gran valor monetario, pues como hemos tenido ocasión de ver, estaba hecha de oro, del efod del sumo sacerdote que la portaba, y gracias a su menudo tamaño, en el lugar en el que lo hizo había dormido el sueño de los justos a la espera de que un arqueólogo de la AAI la sacara de él y le brindara nueva vida. Tiene desde luego más de dos mil años de antigüedad, un diámetro de centímetro y medio, con un pequeño bucle para ser cosida, está grabada con círculos almendrados y concéntricos y aún tintinea al agitarla. Es la primera de su especie que se encuentra, algo que, sin duda, ha sido posible gracias, precisamente, a la circunstancia de haberse desprendido del traje del que formaba parte.
 
            Y sin más por hoy, queridos amigos, y como siempre, que hagan Vds. mucho bien y no reciban menos. Mañana aquí estaremos con más.
 
 
            ^©L.A.
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