Domingo, 22 de diciembre de 2024

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De la malograda Operación Walkiria que intentó infructuosamente acabar con Hitler

por En cuerpo y alma


 
            Sí señores, y si hace no tantos días conmemorábamos el centenario del atentado cuya consumación sumió al mundo en una de la peores guerras de la historia (pinche aquí si desea conocer sus peculiares circunstancias), toca hoy reseñar el redondo aniversario, en este caso el septuagésimo anuario, de otro atentado cuyo fracaso supondrá para el mundo la continuación durante casi un entero año de la peor guerra de la historia, y la concurrencia de diez millones más de víctimas mortales (el total de las producidas en la Primera Guerra Mundial, para que se hagan Vds. una idea): nos referimos al intento del Coronel Claus von Stauffenberg de acabar con la vida de Adolf Hitler el 20 de julio del año 1944.
 
            Aunque el descontento de algunos militares alemanes con Hitler es muy anterior y también lo son los intentos más o menos elaborados de acabar con él, la operación que culmina con el más importante de los atentados contra su persona el 20 de julio de 1944 no empieza a tomar cuerpo hasta que tienen lugar los primeros fracasos alemanes en la guerra: El Alamein en Africa en noviembre de 1942, Stalingrado en febrero de 1943.

 

Claus Von Stauffenberg Interpretado por Tom Cruise
en la película Valquiria (2008)

 
            Es entonces cuando uno de los instigadores de la operación, el General Henning Hermann Robert Karl von Tresckow, recluta para la causa al Coronel Claus von Stauffenberg, herido de guerra en África, quien se muestra dispuesto a ejecutar personalmente el atentado. Un atentado llamado a ser la espoleta de un golpe de estado enmascarado en un dispositivo ideado por el propio régimen nazi para el caso de un estado de alarma, la llamada “Operación Valquiria”, para, una vez obtenido de este modo el poder, formar un gobierno presidido por el General Friedrich Fromm y negociar con las potencias aliadas un armisticio tan favorable como posible.
 
            El 1 de julio de 1944, en un golpe de suerte para los conspiradores, ni un mes después del Desembarco de Normandía, con las cosas muy feas pues para la causa germánica, Von Stauffenberg es agregado al Cuartel General del Ejército de Reserva en Berlín, como jefe de Estado Mayor del General Fromm, también en el complot como ya se ha dicho, lo cual le permite acudir a las cumbres que celebra Hitler con la cúpula militar.
 
            Von Stauffenberg acude a dos de ellas con el maletín en el que lleva la bomba que debería acabar con la vida de Hitler, pero no lo hace estallar por hallarse ausentes otros hombres clave del régimen como Hermann Goering o Heinrich Himmler, en un deseo de acabar de una vez con toda la cúpula nazi. Es más, en la segunda de ellas el día 15, y creyendo que la bomba había sido puesta y activada, Fromm incluso activa el operativo Valquiria, que consigue detener a tiempo y presentar como un ensayo a modo de zafarrancho.
 
            Así las cosas, el 20 de julio, acompañado de su ayudante el mayor Von Haeften, Stauffenberg decide consumar el atentado durante el curso de la cumbre a celebrar en la llamada Guarida del Lobo, refugio de Hitler en la Prusia oriental, en territorio polaco hoy día, aunque sólo acuda a ella Hitler, y no lo hagan otros prebostes del régimen.

            Tras activar la bomba, coloca el maletín tan cerca como puede del dictador y pide permiso para retirarse. Hallándose fuera, uno de los asistentes tropieza con el maletín y lo separa del Führer. A las 12:40 la bomba hace explosión, y Stauffenberg retorna a Berlín informando de que ha matado a Hitler. Pero lo cierto es que aunque la devastadora bomba elimina efectivamente a cuatro oficiales y destroza la sala, no acaba con la vida del Führer, que apenas sufre lesiones en un oído.

 

Gral. Friedrich Fromm

            Con versiones contradictorias, el General Friedrich Olbricht lanza la Operación Valkiria prevista para caso de producirse un vacío de poder, pero la noticia de que el Fúhrer estaría vivo asusta a muchos de los conspiradores. En París el General Stülpnagel, implicado en el golpe, es arrestado por su compañero de conspiración el General Günther von Kluge, que prefiere cambiar de bando. En Berlín es el mismísimo Fromm el que arresta a sus compañeros Stauffenberg, Olbricht, Albrecht Mertz von Quirnheim y Haeften, los condena a muerte y, en un intento desesperado de borrar toda huella de su participación en el golpe, los fusila minutos más tarde de la medianoche del 21 de julio en el patio del edificio Bendlerblock, en el que muy poco después, irrumpe Otto Skorzeny con un batallón de la SS, prohibiendo nuevas ejecuciones hasta que todas las responsabilidades queden dirimidas. Al día siguiente, Fromm se presenta ante Joseph Goebbels como el desarticulador de la conspiración, pero no consigue pegársela al astuto el ministro de Propaganda y ahí mismo es arrestado. Será fusilado el 12 de marzo de 1945, dos meses antes de terminar la guerra.
 
            En las semanas siguientes se desentramará la red al completo, en una especie de caza de brujas en la que caerán no sólo la práctica totalidad de los implicados y algunos que no lo estaban hasta completar cinco mil arrestos y doscientas ejecuciones, sino también tantos opositores como fueron invitados a suicidarse y los que prefirieron hacerlo motu proprio antes de verse detenidos.
 
            Y esos son los hechos que conmemoramos hoy. Unos hechos que de haber tenido otro desenlace, habrían cambiado sin duda la historia tal como la hemos recibido. Que hagan mucho bien queridos amigos, y que no reciban menos.
 
            Dedicado a mi amigo Werner, que me sugirió la idea de escribir sobre el tema.
 
 
 
            ©L.A.
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