¡Gracias, Majestad!
Es de bien nacidos el ser agradecidos y más cuando el agradecimiento, como en este caso, es un deber de justicia. Han sido casi cuatro décadas de reinado de Don Juan Carlos. Años en los que ha ido creciendo y afianzándose la democracia española. El papel del Rey, tras la muerte del general Franco, fue fundamental para que en España se garantizasen los derechos y libertades de todos los ciudadanos.
En aquel momento, en torno al Rey Juan Carlos, hubo una unión de voluntades para superar aquello que nos separaba y trabajar en común. Había que estar por encima de intereses partidistas y tener altura de miras, así se pudo comenzar un proceso en el que el otro, el que piensa distinto, o tiene otros ideales políticos, o no tiene las mismas creencias religiosas, no es un enemigo, sino otro español con el que puedo convivir y construir algo común.
Cada vez que en España se ha producido un proceso de cambio, pienso en la Restauración con Alfonso XII y la Transición con Juan Carlos I, los españoles hemos sabido estar a la altura de las circunstancias. Ahora que estamos viviendo un momento histórico es más necesario que nunca tener grandeza de alma. Tenemos que superar y estar por encima de aquello que nos separa, para hacer posible un futuro en paz y prosperidad.
La Iglesia acepta todas las formas de gobierno y, por tanto, no es enemiga de la democracia. No promueve una ideología política, sino que siempre ha acatado la legalidad vigente. Ahora esta legalidad se asienta sobre una Monarquía y una Constitución. Y por eso, creyentes y no creyentes, hombres de buena voluntad, tenemos que trabajar juntos para seguir construyendo un país en justicia, paz, solidaridad y prosperidad, sosteniendo al que será el futuro Rey de España, Don Felipe de Borbón.
Al dar las gracias a Su Majestad el Rey por todo lo que ha hecho por España, pedimos por quien le va a suceder en el trono, el Príncipe Felipe, para que, con un gran amor por España, sea Rey de todos los españoles; ponga su corazón en los que, en estos momentos, sufren más las consecuencias de la crisis; se respeten los derechos de todos los hombres, desde su concepción hasta la muerte natural; trabaje por la unidad de todos los españoles, respetando las legítimas diferencias; y sea un referente moral e institucional para todos nosotros.