¿Por qué la Iglesia prohíbe los anticonceptivos?
- Profesor, ¿Por qué la Iglesia prohíbe los anticonceptivos?
- Bueno, no creo que “prohibir” sea el término adecuado, la Iglesia no es un juez o un gobierno para prohibir nada, pero si que es cierto que los cristianos consideramos ilícito el uso de medios que sean directamente contrarios a la fecundación.
- ¿Pero por qué?
- Bueno, para responder a esa pregunta habría que tener en cuenta que el hombre no solo tiene una dimensión terrena, si no también eterna y sobrenatural -esto les suena a chino- Veréis, los esposos no son los dueños de sus hijos o unos meros fabricantes de niños, son, o deben ser, colaboradores de Dios en la transmisión de la vida humana, por eso para un matrimonio cristiano se convierte en un deber más que una opción.
- ¿Y debemos tener los hijos que Dios quiera?
- Bueno, en principio esa es la idea, los hijos son una bendición de Dios, aunque a veces os empeñéis en parecer lo contrario – risas- por eso debes estar dispuesto a recibir y agradecer los hijos que Él te mande como lo harías con cualquier otro don.
- ¿Entonces sólo hay que hacer el amor para tener hijos?
- No necesariamente, tened en cuenta que la relación sexual además del aspecto procreador tiene otro aspecto, el unitivo, el de la unión de los esposos. En el acto sexual el hombre y la mujer se unen en uno solo, tanto física como espiritualmente, es una donación mutua, una entrega del uno al otro. Por eso los esposos pueden y deben mantener relaciones aunque por edad o cualquier otra circunstancia ya no sean fértiles. Pero el hombre no es quien para separar deliberadamente esos dos aspectos.
- Pero hoy en día eso es una barbaridad, ¿Y si Dios quiere que tenga 15 hijos?
- Bueno, puede que quiera que tengas 15 ó 2 ó ninguno... eso no lo puedes saber de antemano.
- Ya, pero me refiero a que hoy en día cuesta mucho dinero criar un hijo...
- Si, eso dicen... todo hijo supone un gasto económico evidente, pero si os fijáis la situación económica familiar en general no es un factor a la hora de tener más o menos hijos, me refiero a que las familias ricas no tienen más hijos que las pobres...
- ¿Pero si realmente no te lo puedes permitir?
- Esa palabra es la clave... “realmente”. En ocasiones no es que un matrimonio tenga o no tenga capacidad económica para criar un hijo, si no que no quiere renunciar a un tipo de vida o status por criar a un hijo... pero bueno, supongamos que es así, de hecho la Iglesia es la primera que reconoce que no sólo por circunstancias económicas, si no también psicológicas, de condiciones de trabajo o vivienda, etc. en ocasiones recibir un nuevo hijo puede ser fuente de dificultades y angustias.
- Entonces... ¿nos fastidiamos y venga a tener hijos igualmente?
- No se trata de eso, si existen motivos realmente serios y graves, no egoístamente, los esposos pueden distanciar la llegada de un nuevo hijo utilizando los periodos no fecundos de la mujer que Dios ha puesto en la naturaleza.
- ¿Los periodos no fecundos?
- Sí, como sabéis la mujer tiene un ciclo fértil de más o menos 4 semanas de duración, que culmina con la regla o menstruación, y durante ese periodo hay días que son muy propicios para quedarse embarazada, que suelen ser los días centrales, y otros cuya probabilidad es mínima. A través de un control de ciertas variables del cuerpo de la mujer como la temperatura o las segregaciones vaginales se pueden establecer con bastante exactitud dichos días, por lo que el matrimonio podría abstenerse de tener relaciones en los días fértiles y al revés. Si os interesa el tema os recomiendo que hagáis algún cursillo de lo que se conoce como planificación familiar natural.
- ¿Pero entonces es cuestión de método? ¿Si yo decido no tener un hijo no debe dar lo mismo si controlo mis días o si me tomo una pastilla?
- No, no es lo mismo. No da igual servirte de algo que Dios ha dispuesto en la naturaleza que impedir de forma artificial el desarrollo de los procesos naturales.
- Pero si Dios nos ha dado la inteligencia no entiendo por qué no podemos servirnos de ella para crear y usar métodos con ese fin.
- La inteligencia es un don de Dios y la Iglesia es la primera en elogiar y en recomendar que la usemos, más aún si es en algo que nos relaciona tan de cerca con la obra de la creación como es la transmisión de la vida, pero siempre, tanto en este campo como en cualquier otro, respetando el orden que Él mismo ha establecido. Dicho de otra forma, tú puedes usar un don de Dios como es la inteligencia para cumplir su voluntad o para todo lo contrario.
- ¿Y si quiero usar los métodos naturales por que simplemente no quiero tener hijos?
- Poder, puedes, pero no es lícito. Como os he dicho no es sólo una cuestión de métodos, si no de que haya circunstancias serias para aplazar la llegada de un nuevo hijo.
- ¿Pero si a pesar del control de los días te quedas embarazada qué pasa?
- Pues que tendrás un hijo -risas- que será hijo de Dios y una bendición para ti y tu marido. Eso es lo que significa que todo acto debe estar abierto a la transmisión de la vida. Os debe quedar claro que la paternidad no es un simple proceso biológico, es una vocación que Dios ha inscrito en el corazón de cada uno y el fruto de un amor fecundo...
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