Del Dr. Pierre Barbet, el primer forense de Jesús
por En cuerpo y alma
Ahora que acaba de salir al mercado un libro que aún no he leído pero que espero leer, titulado “CSI: Jesús de Nazaret. El crimen más injusto”, del mediático médico forense español José Cabrera, y cuando acabamos de conmemorar un año más, y van casi dos mil, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, es momento más que apropiado de dedicar siquiera unas líneas a quien fue el pionero del género: el médico francés Pierre Barbet.
Un género, cual es el de los exámenes forenses del cuerpo de Jesús crucificado a partir del único el único elemento del que se dispone para tan ambicioso objetivo, la Sábana Santa, que cuenta ya con muchos títulos, entre los cuales “The cross and the Shroud” de Frederick T. Zugibe, probablemente el más importante especialista actual en el tema; “The crucifixión of Jesus. A forense Inquiry”, del mismo autor; “Autopsia del crucificado” de Luis Enrique Palacios Ruiz; o “42 días. Análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Jesucristo” de Miguel Llorente.
En cuanto a nuestro médico, Pierre Barbet nace en Francia, cosa que hace en 1884, y acabará siendo cirujano jefe del Hospital de San José, en Paris. Muere en el año 1961, a la edad pues de 77 años.
En 1950, cuando ya tiene sesenta y seis años de edad, escribe su estudio titulado “Passion de Jésus-Christ selon le chirurgien” traducido al inglés como “A doctor at the Calvary”. Un estudio que pone a prueba tanto los elementos que contribuyeron al suplicio de Jesús en la cruz, como la autenticidad de la más venerada de las reliquias del cristianismo, la Sindone turinense, de la que dice el doctor que es auténtica, anatómicamente correcta y perfectamente coherente con una muerte por crucifixión, como lo es supuestamente la del que los sindonólogos llaman siempre “el hombre de la Sábana Santa”.
Se dice que cuando Pío XII conoció a través de Barbet las atrocidades por las que pasó Jesús en la cruz y el modo y manera en las que murió, rompió a llorar mientras decía “¡nadie nos lo había contado así!”.
El 31 de mayo de 1950, Pierre Barbet recibía del Vaticano el “nihil obstat” de la Santa Sede para su obra, el cual rezaba en estos términos:
“Señor Doctor:
El Santo Padre ha tenido conocimiento por su editor Y. Louis Dillen de su reciente obra “La Pasión de Cristo según el cirujano”. Vd. ha deseado aprovechar su estancia en Roma para mandarle personalmente un ejemplar elegantemente encuadernado y fielmente dedicado y esté seguro de que Su Santidad ha deseado vivamente este homenaje. Se deleita en encontrar en estas páginas consagradas a la Pasión del Salvador a la vez la ciencia del profesional y la devoción del cristiano deseoso de clarificar la piedad de sus hermanos.
De modo que el Santo Padre no puede sino desearle que un gran número de almas encuentren en este estudio un alimento sustancial para su vida espiritual. Bendice paternalmente a su autor y llama de todo corazón sobre él y sobre la continuación de sus trabajos la abundancia de los favores divinos”.
©L.A.
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