Amaiur, Rouco, el fascismo y Suárez
El diputado de Amaiur Sabino Cuadra relaciona a Rouco Valera con Atapuerca porque el cardenal, en la homilía del funeral de Suárez, animó a las comunidades que forman el estado a llevarse bien para evitar futuras batallas del Ebro. Cuadra, cómo no, define el sermón como fascista, que es el latiguillo con el que el nacionalismo fustiga a todo el que se atreve a cuestionar la divisibilidad de una España, que, visto cómo se las gastan los independentistas, lleva camino de convertirse en la antítesis geográfica del número primo.
Para mí que Rouco propone una España que sólo sea divisible por ella misma porque está convencido de que los pespuntes de la historia no tejen territorios, sino relaciones. Así que si por sugerir tal sensatez le llaman cavernario habrá que denominar al que denomina. Por Cuadra sabemos que se puede ser cavernario y fascista, pero ¿Puede un vasco ser cavernario? Sí, siempre que el tal considere que Baracaldo es la cuna del neandertal, el pterodáctilo un antepasado directo de la gallina autóctona y el hacha de sílex el logotipo original del anagrama de ETA.