Femen y Rouco
Fue Paul Newman quien, preguntado por su alergia a la cana al aire, explicó que cuando uno cena ternera en casa no necesita merendar hamburguesas en un motel. Lo que nos lleva a plantear que Rouco, que se alimenta a diario con el cuerpo de Cristo, no tiene ni pizca de ganas de comerse con la vista a las chicas de Femen que se han despelotado en su presencia para recordarle que el aborto es sagrado. Ya. Y la clínica Dator la basílica menor de la madre de los dolores, siempre que no sean de parto, donde la mujer tumbada en la camilla hace las veces de Cristo yacente.
Para Femen el arzobispo de Madrid es un hombre rana en una playa nudista, un provocador, en tanto que para los católicos, Femen, en lugar de una portada de Interviú es una reproducción barata de Las tres gracias. Mal que le pese al colectivo su desnudo es menos escandaloso que burgués, pues burgués es todo feminismo que circunscribe su ámbito de actuación al perímetro de seguridad. Otra cosa sería que en solidaridad con las víctimas del machismo crónico de Chihuahua estas chicas se desvistieran en Ciudad Juárez. Más que nada porque allí, a la hora de cubrir su cuerpo, es menos factible que se utilice la toalla que la mortaja.