Aneto catalán
Cuando en mi primera juventud hacía la vuelta a España sin control de avituallamiento garantizado (a veces comía, a veces, no) llevaba una fotografía en la que aparecía sentado en el lujoso pub de un amigo. Yo decía que era el recibidor de mi casa para ser tomado por un rebelde chico de posibles en lugar de por un muerto de hambre de los que entonces deambulábamos en serie. El complejo de inferioridad siempre cursa en oropel. Como el de Cataluña, que enseña la foto del Aneto, el pico más alto de Aragón, a los que no saben nada de cordilleras para presumir de montaña nevada.
De seguir así, pronto reivindicará también la horchata, cava sin alcohol, como invento autóctono e incluirá entre sus poblaciones a Mahón, la capital del quesito. Permitir que la política invada la geografía implica tergiversar la historia a fin de confinar para siempre a Napoleón en Santa Elena e impedir que San Pablo llegue a Damasco. Ampliar las fronteras a conveniencia es un esfuerzo inútil porque cualquier vecino de Moguer se emocionaría con la lectura de Platero si Juan Ramón hubiera nacido en Getafe. Es importante que la penicilina no se asocie tanto a Fleming como al estafilococo.
De seguir así, pronto reivindicará también la horchata, cava sin alcohol, como invento autóctono e incluirá entre sus poblaciones a Mahón, la capital del quesito. Permitir que la política invada la geografía implica tergiversar la historia a fin de confinar para siempre a Napoleón en Santa Elena e impedir que San Pablo llegue a Damasco. Ampliar las fronteras a conveniencia es un esfuerzo inútil porque cualquier vecino de Moguer se emocionaría con la lectura de Platero si Juan Ramón hubiera nacido en Getafe. Es importante que la penicilina no se asocie tanto a Fleming como al estafilococo.
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