En nuestra onomástica
Los periodistas celebramos hoy la fiesta de nuestro patrón, san Francisco de Sales, en el recuerdo de Manuel Ángel Leguineche, uno de los nuestros, que acaba de marcharse tras una larga enfermedad. Mientras derramamos sobre él, los más encendidos elogios y repasamos sus espléndidas virtudes, -"su sentido de la independencia, su capacidad de reacción ante las noticias y su amor al trabajo bien hecho"-, permítasenos hoy dirigir la mirada a un sabio, un santo, senador, sacerdote, obispo, fundador, reformador de Órdenes religiosas, escritor y patrono de los periodistas, San Francisco de Sales, "el hombre que mejor ha reproducido al Hijo de Dios sobre la tierra", en palabras de San Vicente de Paul.
Y ¿por qué su patronazgo sobre los periodistas? Porque afronta el mundo hostil que le rodea, no se da por vencido ante las dificultades, y con las iglesias vacías, decide escribir en hojas sueltas lo que piensa decir el domingo siguiente. Después va de casa en casa y las echa por debajo de la puerta: "Ya que no me quieren escuchar, al menos que puedan leerme". De aquellas sencillas hojas nace un libro que se publicó más tarde con el titulo de "Meditaciones sobre la Iglesia" o "Controversias".
Idea genial que revela a Francisco de Sales, no sólo como un gran escritor, padre de la lengua francesa, sino como un profeta del periodismo que hace llegar a todos mediante un lenguaje atractivo y sencillo el mensaje de la verdad. En 1923, Pio XI lo proclama patrono de los periodistas y escritores católicos. Su distintivo es el amor, y un amor que llega hasta el final: amar a los enemigos.
Cuando Lolo, el periodista amigo que está en los altares, presentía que se acercaba su hora y para él comenzaba su primavera, nos dejó este hermoso pensamiento: "Golondrina, todos los días, sin faltar uno, recuérdame la primavera y ayúdame a rezar, cada mañana, la hermosa letanía de la esperanza".
Y ¿por qué su patronazgo sobre los periodistas? Porque afronta el mundo hostil que le rodea, no se da por vencido ante las dificultades, y con las iglesias vacías, decide escribir en hojas sueltas lo que piensa decir el domingo siguiente. Después va de casa en casa y las echa por debajo de la puerta: "Ya que no me quieren escuchar, al menos que puedan leerme". De aquellas sencillas hojas nace un libro que se publicó más tarde con el titulo de "Meditaciones sobre la Iglesia" o "Controversias".
Idea genial que revela a Francisco de Sales, no sólo como un gran escritor, padre de la lengua francesa, sino como un profeta del periodismo que hace llegar a todos mediante un lenguaje atractivo y sencillo el mensaje de la verdad. En 1923, Pio XI lo proclama patrono de los periodistas y escritores católicos. Su distintivo es el amor, y un amor que llega hasta el final: amar a los enemigos.
Cuando Lolo, el periodista amigo que está en los altares, presentía que se acercaba su hora y para él comenzaba su primavera, nos dejó este hermoso pensamiento: "Golondrina, todos los días, sin faltar uno, recuérdame la primavera y ayúdame a rezar, cada mañana, la hermosa letanía de la esperanza".
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