La sardina yanqui
El partido demócrata nombraría si pudiera a Francisco alto comisionado para asuntos sociales de la administración Obama y le asignaría un puesto no remunerado en la reserva federal para que abandere el capitalismo de rostro humano, condensado en un dólar con la cara de Washington en el anverso y la del Papa en el reverso. Escribo esto porque el New York Times publica que los correligionarios de Barak no desaprovechan la ocasión para arrimar el ascua vaticana a su sardina, la cual, a tenor de lo que la relacionan con el Pontífice, debió de formar parte del sobrante de la multiplicación de los panes y los peces.
La utilización del Papa llega al extremo de considerarle, en palabras del senador Sanders, un aliado de facto de la gestión demócrata. Parece que el bueno de Bernard se ha colado un poco porque una cosa es que Francisco esté previsiblemente de acuerdo con la primera enmienda y otra que transija con la pena de muerte, tan común en Texas como en España el tercer grado. Por no hablar de la política de inmigración: la persecución a los espaldas mojadas casa mal con la propuesta de amor al prójimo patentada junto al mar de Galilea.
La utilización del Papa llega al extremo de considerarle, en palabras del senador Sanders, un aliado de facto de la gestión demócrata. Parece que el bueno de Bernard se ha colado un poco porque una cosa es que Francisco esté previsiblemente de acuerdo con la primera enmienda y otra que transija con la pena de muerte, tan común en Texas como en España el tercer grado. Por no hablar de la política de inmigración: la persecución a los espaldas mojadas casa mal con la propuesta de amor al prójimo patentada junto al mar de Galilea.
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