Balance del año, propósitos de enmienda

La vida cada vez pasa más rápido. Creo que es un signo de los tiempos. Vivimos en una vorágine de acontecimientos que apenas nos deja tiempo para reflexionar. Terminamos una cosa y ya estamos metidos en otra y así sucesivamente.

Yo venía pensando en los últimos años que en lo sucesivo iría, por ejemplo, bajando el ritmo de viajes que he tenido casi toda mi vida. Pero la realidad ha sido la contraria, he viajado y planeo viajar el próximo año, más que nunca. He estado involucrado y planeo estarlo en los siguientes meses, en un sin fin de nuevos proyectos.
Por eso se agradecen estos momentos de balance que nos ofrece la vida a fin de año, para aquellos que queramos aprovecharlo.

Por mi trabajo y vocación, estoy todo el tiempo conociendo a gente nueva. Y por mi especial actitud ante la vida, me abro y me expongo constantemente a nuevas realidades que me desafían. Otras personas huirían de tal cosa, para mi, o para personas como yo, es un privilegio.

Siempre recuerdo las charlas que pude tener hace años con el hermano Roger de Taize, fallecido ya. " Se necesitan puentes ", me decía mirándome con unos ojos penetrantes como también pude ver en la Madre Teresa de Calcuta... ¿ Quieres ser puente ? - me preguntó Roger - pero mira que te van a pisar de los dos lados, para pasar sobre ti...

No ceso de pasar de un lado al otro de la tierra, la sociedad, la iglesia, la vida....
Quienes tenemos esta vocación, y este deseo de estar abiertos al otro, a lo diferente, a lo demás, sabemos de la riqueza inmensa que nos espera afuera.
Encerrarse es morir. Abrirse es vivir.
Me complementa el otro, jamás debo verlo como una amenaza. Jamás debo entrar en ningún tipo de competencia o descrédito de aquello que no entienda o incluso que no comparta.

Esta vulnerabilidad me hace fuerte. Suficientemente fuerte para ser dócil. La rigidez en los pensamientos, las actitudes ante la vida o la forma de ser, es nefasta para el crecimiento intelectual, espiritual, humano...

No se cuántos días más me dará la vida, para poder seguir disfrutando de este privilegio que es conocer el mundo en toda su multiforme belleza.
Recientemente nos dejaron, algunos amigos de mi misma generación, y esto me ha hecho pensar: podía haber sido yo, el que hubiera partido.
Pero yo no- pensaba - todavía no. Aún tengo mucho que hacer...está inconclusa mi labor... Lo mismo pensarían mis amigos que marcharon.

Viajaré entonces hacia adentro en estos días de balance. Viajaré sin maletas, ni agenda en la mano. Me dejaré sorprender por la conciencia, me dejaré interpelar por ella, Y como creyente, que pretendo ser, igual; le daré carta blanca al Espíritu Santo.

Un momento de silencio, de calma en la vorágine...