Cuando Chencho se pierde
Elena Valenciano ha enviado una carta a las diputadas del PP en la que les pide que reconsideren su postura sobre la nueva ley del aborto, lo que viene a ser como si el sobrino hippy le dijera a la tía monja que a lo loco se vive mejor. La tía monja, empero, sabe que el champú no es necesariamente serio, en tanto que el sobrino hippy entiende que la higiene es un convencionalismo social. Del mismo modo, las parlamentarias populares saben que a las preñadas les gusta escribir con letra clara en el libro de familia, mientras las del PSOE entienden que lo mejor para determinadas encintas es el borrón y cuenta nueva.
Por los exámenes finales sabemos que el borrón nunca es una buena opción y por Alberto Closas que 15 niños con un pan debajo del brazo garantizan el buen provecho, la alegría colectiva y la fraternidad biunívoca. Tanto es así que, cuando se perdió Chencho, en lugar de comerse su parte, le buscaron por medio Madrid mientras la voz oxidada de Pepe Isbert oficiaba de sirena de ambulancia para que la desesperación se abriera paso entre el gentío. Me pregunto si Elena Valenciano sabe lo que significa que se pierda Chencho.
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