Alegrarse con todas las navidades
Hoy celebramos los cristianos el nacimiento de Jesús, hoy de modo especial hay alegría en los hogares y en las ciudades, que se visten de fiesta para recordar el acontecimiento más importante de la Historia. Nos alegramos porque ha nacido un Niño que encarna a Dios, que une el Cielo y la Tierra en una sonrisa. Todos los nacimientos nos llenan de alegría, porque una nueva vida se alumbra al mundo.
Aunque sea un día de alegría, también la Nochebuena es un día de reflexión. Pensamos en el nacimiento de Jesús y en el de tantos niños que sufren una infancia desprotegida, que nacen en un ambiente hostil, quizá por guerras, por persecuciones, por falta de alimentos... También es hoy un día para recordar a millones de niñas y niños que no tienen ni siquiera la oportunidad de nacer. Un mundo que no admite a los niños es un mundo enfermo, que ha perdido las nociones más elementales. Una sociedad que estimula los derechos humanos, la solidaridad, la convivencia, no puede cerrar las puertas a quienes son más débiles, a quienes todavía no han tenido tiempo de sonreir. En estos días de Navidad precisamente se reaviva el debate sobre el aborto en nuestro país. Volvemos a los argumentos manidos que no explican casi nada: el derecho al propio cuerpo, a la libertad de elegir, la situación de otros países... La Biología es bastante clara: un feto no es un quiste, es un ser humano genéticamente distinto a su madre: un niño o niña que vivirá normalmente. Son muy pocos los casos extremos, con los que se pretende justificar el aborto. Muy pocos los casos de peligro para la madre, de malformaciones incurables...
Aquí, como en otros temas, se aplica con nitidez la llamada "pendiente resbaladiza". Se introducen casos extremos para justificar algo, se va admitiendo socialmente, se amplían esos casos, hasta acabar justificando lo que al inicio nos parecerían aberraciones. Seamos nítidos, si realmente un feto en gestación fuera un quiste, ¿por qué hay que regular el aborto? ¿Por qué no es completamente libre, como es quitarse un grano? En el fondo porque incluso los partidarios más nítidos del aborto saben que no es así, que hay en juego otros derechos. Y si es un ser humano en gestación... ¿qué razón hay para privarle de la vida? ¿Mantendríamos esas razones si hubiera ya nacido? Si es biológicamente tan humano como un niño recien nacido, ¿por qué admiten el aborto y no el infanticidio? Y si no ejecutamos a un violador, ¿por qué hemos de hacerlo con el resultado de su fechoría? A nadie se le puede imponer la maternidad: de acuerdo; pero hay otras vías para salvar la vida que ya existe. Ese es el punto nítido. El aborto no es un tema de derechas o de izquierdas, de creyentes o de ateos, de mujeres o de hombres; es simplemente un tema de vivos y muertos, y una sociedad avanzada, solidaria, generosa, respetuosa con la naturaleza, no puede admitir la muerte de nadie. No se trata de denunciar violentamente a quienes apoyan al aborto, sino de convencerles por la evidencia de la verdad y la belleza de la vida. En esa línea tenemos que seguir trabajando quienes amamos la vida.
Como me decía un médico inglés hace unos meses, nuestro objetivo no es conseguir que el aborto sea ilegal, sino que sea impensable.