Corren malos tiempos para la libertad de prensa
por En cuerpo y alma
Y Vds dirán, ¿es que la Constitución no protege adecuadamente la libertad de prensa, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión? ¿es que alguna ley ha aprobado algún tipo de censura o va a cerrar algún medio? Pues bien, no. Al menos por el momento -aunque soplan preocupantes vientos en lontananza- no se trata de eso. Pero lo cierto es que la libertad de prensa, la diversidad informativa, de una década para acá, y particularmente en los dos o tres últimos años, pasan por uno de los peores momentos de su historia. Hoy, precisamente hoy que nunca en toda la historia han existido tantos medios, escuchar un telediario -¡el que sea, absolutamente el que sea!- es una cosa cansina, aburrida... todos los días lo mismo, todos los días idénticos temas que se limitan a dos, cambio climático y violencia machista, con alguna esporádica incursión en la última “payasada” de Trump y poco más. Hay quien se queja de la cantidad de tiempo que se dedica al fútbol en los telediarios… ¡pero si el fútbol es más serio que muchas de las noticias que nos traen cada día!
He visto en un telediario dedicar el mismo tiempo a un polideportivo que se ha mojado como consecuencia de unas lluvias ocurridas en Burgos en pleno invierno que a todo lo que está ocurriendo en Venezuela, y por si ello fuera poco, tratar primero la noticia del polideportivo. En Francia ha sido noticia de portada durante dos semanas la búsqueda de un chico que le había dado una torta a una chica, y la noticia ha ocupado destacados espacios informativos ¡incluso en España! Fue noticia de portada en todos los medios nacionales e internacionales... ¡¡¡que Trump miraba un eclipse de sol sin gafas especiales de mirar eclipses de sol!!! He visto a toda la prensa nacional, y lo que es peor, a toda la prensa internacional, en un plazo no superior a una semana, desterrar al unísono, -¿se dan Vds. cuenta? ¡todos a la vez!- dos palabras del diccionario, “emigrante” e “inmigrante”, para utilizar todos al unísono igualmente, una tercera que no viene a cuento, forzada, petulante, casi inexistente: “migrante”. ¿Se acuerdan Vds. del famoso aforismo que todo estudiante de periodismo aprendía en su primer día en la facultad según el cual “no es noticia que un perro muerda a un niño, sino que un niño muerda a un perro"? Pues bien, en España he visto convertido en noticia ¡¡¡que un perro muerde a un niño!!! Pero no crean que lo mató, o lo hirió gravemente, no, que lo mordió y punto.
Los telediarios españoles, y presumo que los de casi todo el mundo occidental, hace tiempo que dejaron de ser telediarios, son descarados teleadoctrinarios, insípidos, repetitivos, auténticamente humillantes para el espectador, al que se trata como si fuera un verdadero estúpido, con noticias intrascendentes, estadísticas trucadas fabricadas para la ocasión, entrevistas a pie de calle inducidas, sesgadas, recortadas…. El que sólo se informe por los telediarios, no se entera hoy día de nada de lo que pasa en el mundo, se convierte en un auténtico analfabeto informativo.
La gravedad de la situación es tal que al día de hoy, la prensa ¡ni leyes de censura necesita! Ya no es necesario crear antipáticos cuerpos de censores con bigote dispuestos a velar por la moral pública, porque la censura la realizan los propios medios, todos, ¡todos, absolutamente todos, no hago exclusión de ninguno! Algunos intentan mostrarse más “cachondos”; otros exhiben con mayor desvergüenza el irritante soniquete supuestamente divertido que la izquierda ha hecho tan insoportablemente suyo al que dan en llamar “buen rollito”; unos terceros se las dan de rigurosos... pero ahí termina la diferencia. La realidad es que todos recogen las mismas noticias, todos las enfocan desde idéntico punto de vista, noticias insípidas, noticias sin alcance alguno que no deberían trascender el ámbito de lo meramente familiar o como mucho local, y en todo caso, el de la prensa morbosa, alejadas de todo análisis medianamente inteligente, alejadas, para decir verdad, de toda realidad…
¿Y éstos son los que se quejan de las leyes de censura franquistas? En la presente situación, ¿quién necesita a Franco?
©L.A.
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