Basulto y Millán Astray
El laicismo considera una provocación las beatificaciones de Tarragona porque entiende que el reconocimiento de la Iglesia a sus mártires significa concederles la medalla al valor a título póstumo. Pero es el laicismo y no la Iglesia el que equipara al obispo Basulto con Millán Astray a fin de que el episodio del tren de la muerte sea calificado como un accidente ferroviario que se veía venir.
No estaría de más aclarar a esta gente que la Iglesia no homenajea a sus héroes, sino a sus mártires, para que deje así de asociar la quema de un templo en Madrid con la toma de un alcázar en Toledo. Equiparar al mártir con el soldado es vincular a la Virgen del Pilar con Belchite, pero la progresía cuenta con las pocas ganas de discernir del común de los españoles para que triunfe la tesis maniquea de que una de las dos Españas honra a sus muertos mientras que la otra los busca.
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