Beatificación ideológica
Un colectivo de movimientos eclesiales de base ha suscrito un manifiesto que pone en entredicho la subida a los altares de 522 mártires de la guerra civil por considerar que es una beatificación ideológica so pretexto de que la Iglesia de aquellos días tomó partido por Franco. La argumentación es perversa porque, en el mejor de los casos, confiere a la víctima rango de daño colateral de una decisión en la que no intervino. Y, en el peor, de tú te lo has buscado por meterte donde no debes.
Aunque admite que los verdugos se pasaron con los mártires, el colectivo reprocha la beatificación en masa porque entiende que la promueve uno de los dos bandos, lo que, aún sin pretenderlo, sugiere que el medio millar largo de víctimas tenía como libro de cabecera las memorias de Hitler, traducido por Serrano Suñer, cantaba Lili Marlene en la intimidad y, antes de bendecir la mesa, elaboraba los alimentos con gas comprado a la Gestapo.