Femen, a pecho descubierto
Las tres chicas descamisadas que han defendido a pecho descubierto el derecho al aborto en el pleno del Congreso cuando hablaba Gallardón están más cerca, aunque hayan dado el cante, de las hijas de Elena que del trío Lalalá. A mí me parece bien que el colectivo Femen se desnude de cintura para arriba, aunque está por ver en qué cielo laico pondría el grito el feminismo si el colectivo Varón Dandy defendiera sus planteamientos machistas quitándose el Ocean de encima. Lo que me parece mal es que estas damas, por su empeño en que no nazcan, impidan que veamos a los niños como Dios los trajo al mundo.
Las mujeres de Femen han argüido en la cámara baja que el aborto es sagrado, lo que subvierte la propia filosofía del colectivo, toda vez que para un laicista la muerte es el cero absoluto, lo que la aleja de toda trascendencia. Pero el feminismo defiende esta incoherencia con la suficiencia de quien está acostumbrado a que el legrado se imponga con malas artes al pañal ante la mirada complaciente de una sociedad timorata. Una sociedad que no entiende que matar a la cigüeña, la ley contra el aborto, significa borrar del mapa a París.