La Virgen no es chica Almodóvar
Un político español que marca distancias con el catolicismo porque lo considera anacrónico es como un padre de familia que no se habla con el hijo mayor porque lleva corbata en vez del pelo largo. Empecinado en este error está el máximo dirigente socialista del Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Martí, que no ha asistido a la misa de la Merced, Patrona de la ciudad, porque entiende que la ceremonia está desfasada, de lo que se deduce que para no estarlo la Virgen María debería postularse ya mismo como chica Almodóvar.
Esto le pasa a Martí por otorgar a las manifestaciones públicas de fe categoría de tradición popular. Del mismo modo que la sardana no es la variante catalana del corro de la patata, aunque lo parece, la misa en honor de la Patrona no es una costumbre apuntalada en la oración, sino una oración enhebrada al ADN barcelonés. El presidente del PSC debería de saber que no es coherente considerar anticuado al Concilio de Trento y creer que en la próxima pasarela Gaudí desfilará el congreso de Suresnes porque aún parte la pana.