Herodías y Lorena
Me extraña que el feminismo radical no tenga a Herodías por una especie de Lorena Bobbitt, con más astucia y menos pronto, que, en lugar de cortar ella misma por lo sano, indujo a la decapitación de San Juan Bautista so pretexto de que el primo de Jesús atentaba contra el derecho a decidir al reprochar al rey el concubinato con la mujer de su hermano. Y me extraña porque no hay pasaje bíblico susceptible de manipulación que no utilice este colectivo contra la Iglesia, como el supuesto machismo epistolar de San Pablo. Con lo que se olvida que Cristo, al proponer el mandamiento nuevo, sentó las bases del artículo 14 de la Carta Magna.
La Iglesia católica es pues un ejemplo de paridad desde su gestación, pero el feminismo ultra la ataca ahora a cuenta de la ley del aborto que ha redactado el Gobierno español, como si hubiera sido Rouco, y no un experto en muerte súbita, el presidente de la comisión que ha redactado el primer supuesto, y Martínez Camino el secretario, sin voz pero con voto, de la que, a fin de acreditar que lo que se protege es una vida, ha otorgado al líquido amniótico rango de airbag de serie.
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