Oración y ayuno
A quien califica de gesto simbólico el llamamiento del Papa a una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria habría que informarle de que rezar no es disparar al aire un Padrenuestro. En cuanto al ayuno, ayuda a recordar que el pan, con penas, es menos pan. No hay pues simbolismo, sino acción concreta, en hablar directamente con Dios para pedirle un gran favor. Y también en reducir la ingesta calórica por una buena causa, aunque no sea esta vez la de acabar con el hambre en el mundo.
La jornada tendrá lugar dos días antes de que el comandante en jefe de los Estados Unidos ordene previsiblemente la intervención bélica en un país en guerra civil, lo que añadirá las balas de Broadway a las autóctonas. Aunque no se asuma, en las guerras, inmorales por definición, vale todo, incluso la utilización de armas químicas, que es la gota de hache dos o que ha desbordado el vaso de Obama, el americano que ha permanecido casi impasible ante el uso de la metralla tradicional en la contienda. Barak debe de haber llegado a la curiosa conclusión de que morir por el mordisco de un perro rabioso es peor que ser devorado por una camada de dogos.
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