Comencemos por el Apocalipsis
Hace años el anterior director de Radio María, el padre Esteban Munilla, me pidió que iniciara un programa de Biblia en esa radio. Yo no sabía por dónde empezar y lo consulté con uno de mis profesores de Sagradas Escrituras que me dijo lo siguiente: “Si Dios empezó por el principio, ¿por qué no haces tú lo mismo?”. Me pareció una buena respuesta, no lo pensé más y empecé por el Génesis. Así es cómo comenzó el programa “La tierra prometida” en Radio María, comentando la Biblia libro a libro desde el principio. Después de muchos años he logrado llegar hasta el primer libro de los Macabeos, lo cual quiere decir que a este paso jamás llegaré al Apocalipsis por muchos años que Dios me quiera regalar en este mundo. Por eso ahora, en este blog, quiero empezar por el final, por el Apocalipsis.
Si alguien está interesado en ver los programas de Apocalipsis que hice hace tiempo en HM Televisión, puede hacerlo en el siguiente blog: latierraprometida.es Lo que yo pretendo aquí no es repetir lo que ya dije en esos programas, sino intentar traer este sagrado libro a nuestro día a día. La palabra “apocalipsis” es una palabra griega que significa revelación. Por tanto, el libro del Apocalipsis no es un conjunto de anuncios aterradores que nos amenazan con cosas espantosas y terribles al estilo “Hollywood”, sino que abarca una serie de anuncios proféticos y escatológicos que tienen como finalidad nuestra salvación, porque Dios quiere “que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,4), lo que significa que es necesario acoger la Verdad en nuestros corazones para alcanzar la salvación.
También es importante tener en cuenta algo que no terminamos de creer; que el Apocalipsis es cronológicamente el último libro de la Biblia en el que nos habla el kyrios glorioso, es decir, Jesucristo resucitado y sentado a la derecha de Dios Padre, quien continúa revelándonos los designios divinos de la salvación.
El contexto en el que se escribió el Apocalipsis en los años 72 al 96 d.C. es el del Imperio romano. El apóstol Juan, autor del libro, se dirige a las siete Iglesias de Asia exhortándolas a permanecer firmes en la fe y a no identificarse con el mundo pagano o, en ese momento, “Imperio”. Al ser el número siete un número de plenitud en la Biblia, el apóstol en realidad se está dirigiendo a toda la Iglesia en su plenitud a lo largo de todos los siglos. Esto significa que, a través del libro del Apocalipsis, Jesucristo quiere hablar a todos los bautizados para revelarles el misterio de la fe. Sí, a usted también.
Al hablar del “Imperio” sería un error entender esta realidad como si fuese solo y simplemente una entelequia política. El “Imperio” hace referencia a todos los poderes de todos los tiempos de este mundo, a todos los poderes que se oponen al reino de nuestro Señor Jesucristo y que quieren destruir al hombre apartándolo de su Creador. Por eso Juan nos ofrece en este libro una serie de estrategias para resistir el poder de este mundo y así poder abrirnos a la verdadera esperanza, la cual no la encontraremos nunca en nada de lo que nos pueda ofrecer el mundo sino solo, única y exclusivamente en Dios.
El Apocalipsis, resumiendo, es un libro de esperanza a pesar de todos sus anuncios proféticos; es un manual de perseverancia cristiana que nos ofrece la forma de vivir en el mundo sin ser del mundo y que concluye con la venida de la “Ciudad de Dios”, la nueva Jerusalén, porque el “Imperio” tiene sus días contados.