"Señora que va con prontitud..."
"¡La Madre está aquí! Os pongo, y también yo me pongo, bajo el manto de María, Nuestra Señora", dijo el Papa Francisco, a los obispos italianos, recordándoles la responsabilidad de los pastores. ¡Cuánto amor derrama el Papa hacia la Virgen! En su visita a la parroquia de los santos Isabel y Zacarías, glosando el pasaje de la Visitación de María a su prima, nos dejó esta hermosa sugerencia:
"Sería bonito añadir a las letanías de la Virgen una que diga así: "Señor que va con prontitud, ora por nosotros". Es verdad eso ¿no? Porque Ella va siempre con prontitud. Ella no se olvida de sus hijos, y cuando sus hijos están en dificultad, tienen necesidad y la invocan, Ella va con prontitud. Y esto nos da una seguridad, una seguridad de tener la madre al lado, junto a nosotros, siempre. Se camina mejor en la vida cuando tenemos a la madre cerca. Pensemos en esta gracia de la Virgen, esta gracia que nos da de estar cerca de nosotros pero sin hacernos esperar".
Junto a esta advocación tan hermosa, el Papa Francisco pronunció también una hermosa plegaria a Maria, ante los obispos italianos:
"Madre del silencio, que custodia el misterio de Dios,
líbranos de la idolatría del presente,
a la que se condena quien olvida.
Purifica los ojos de los pastores
con el colirio de la memoria:
volveremos a la lozanía de los orígenes,
por una Iglesia orante y penitente.
Madre de la ternura,
ayúdanos a quemar tristezas,
impaciencias y rigidez de quien no conoce pertenencia.
Madre, seremos el Pueblo de Dios,
peregrino hacia el Reino".
Preciosa advocación la que el Papa sugiere para añadirla a la letanía. Mayo ha terminado, pero la Virgen sigue junto a nosotros, invitándonos a recibir sus caricias de Madre en su regazo.
"Sería bonito añadir a las letanías de la Virgen una que diga así: "Señor que va con prontitud, ora por nosotros". Es verdad eso ¿no? Porque Ella va siempre con prontitud. Ella no se olvida de sus hijos, y cuando sus hijos están en dificultad, tienen necesidad y la invocan, Ella va con prontitud. Y esto nos da una seguridad, una seguridad de tener la madre al lado, junto a nosotros, siempre. Se camina mejor en la vida cuando tenemos a la madre cerca. Pensemos en esta gracia de la Virgen, esta gracia que nos da de estar cerca de nosotros pero sin hacernos esperar".
Junto a esta advocación tan hermosa, el Papa Francisco pronunció también una hermosa plegaria a Maria, ante los obispos italianos:
"Madre del silencio, que custodia el misterio de Dios,
líbranos de la idolatría del presente,
a la que se condena quien olvida.
Purifica los ojos de los pastores
con el colirio de la memoria:
volveremos a la lozanía de los orígenes,
por una Iglesia orante y penitente.
Madre de la ternura,
ayúdanos a quemar tristezas,
impaciencias y rigidez de quien no conoce pertenencia.
Madre, seremos el Pueblo de Dios,
peregrino hacia el Reino".
Preciosa advocación la que el Papa sugiere para añadirla a la letanía. Mayo ha terminado, pero la Virgen sigue junto a nosotros, invitándonos a recibir sus caricias de Madre en su regazo.
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