Domingo, 22 de diciembre de 2024

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¡Alarma! ¡Cambio climático!

por En cuerpo y alma

 

            En base a las declaraciones de una portavoz de AEMET sobre el otoño que apunta en lontananza, titula un medio de la siguiente manera:

 

El otoño será “al menos” 0,6º C más cálido que la media

 

            La noticia, que no pretende sino contribuir al alarmismo generado hoy día ante el clima, es un verdadero monumento a la manipulación periodística, y no resiste el menor ejercicio analítico… lo que pasa es que ese ejercicio analítico hay que realizarlo, y el lector no tiene tiempo para tanto, algo que sí voy a intentar yo aquí y ahora.

             En primer lugar, que la noticia se incluye y se titula con la deliberada intención de producir alarma es algo que a estas alturas no se le escapa a nadie ya. Por si no fuera suficientemente claro, ese “al menos” entre comillas es delatador. Y es curioso, porque en sí misma, la noticia es insípida, carente de chicha, cualquier cosa menos alarmante: se trata de una mera previsión, el alejamiento respecto de la media es ridículo… hace veinte años a ningún periodista se le habría ocurrido presentarse con algo así en la redacción, y el que lo hubiera hecho, estaba de patitas en la calle. Hoy sin embargo, noticias como ésta son buscadas con más saña que el cazador a los conejos, y producen alarma per se. Producen alarma porque el mundo periodístico lleva muchos años ya preparando el caldo de cultivo idóneo en el que la sola mención de la palabra “clima” produzca alarma en el lector, y ha llegado un momento en que a éste parece molestarle hasta que haga calor en verano, frío en invierno, que llueva en primavera o que ventee en otoño.

             La táctica periodística por otro lado está clara. Titulares alarmistas como éste se incluyen ya, por lo menos, cuatro veces al año, tantas como estaciones tiene el ejercicio. Invariablemente al comenzar cada estación, sale un supuesto experto haciendo una previsión que adecuadamente tratada en la cocina periodística, convenientemente titulada y dentro del ambiente general creado de antemano, pueda producir alarma. Luego la verdad, la previsión rara vez se cumple, pero tres meses después, terminada la estación, ¿quién se acuerda ya? Y si por una de esas casualidades inexplicables que también ocurren de tanto en tanto, se cumple, entonces.., ¡qué ocasión para aparecer como el gurú del clima, el gran periodista de isaíicas habilidades, que gran ocasión para volver a caldear el ambiente y preparar el siguiente titular! Por cierto, que con el ambiente creado y el casi nulo nivel de exigencia que tiene el lector apresurado de periódicos del s. XXI, que la previsión se cumpla ni siquiera exige que el dardo le pegue a la diana en el mismo "double bull", y con que malpinche dentro de ella, no hay redactor que no esté capacitado para acercarlo al centro. Como se dice en el argot, “no permitas nunca que la realidad te estropee un buen titular”.

             Pero es que si se fijan Vds., aunque el tema parezca alarmante y más allá de que estamos hablando de una mera previsión y ni siquiera de una realidad constatable, ¡¿qué tiene de preocupante que un año la temperatura vaya a ser 0,6 grados superior a la media?! ¿Es que hemos olvidado tan pronto como se obtienen las medias?

             Para obtener una media en una relación de datos, hace falta que unos sean más altos, otros sean más bajos y otros, los menos, atinen en la media. Hay universos de decenas y hasta de centenares de datos donde ni uno solo de ellos da la media, y todos son o más altos o más bajos. Aquí no se dice que la temperatura vaya a ser 0,6 grados superior a la superior nunca registrada (lo que tampoco sería, per se, excesivamente grave, después de todo algún año tiene que dar la máxima temperatura, no va a ser siempre el Madrid el campeón de Europa), sino simplemente que será un poquitito, una gotita, superior a la media… lo que en realidad, si lo analiza Vd. bien, quiere decir que el otoño va a ser, de facto, un otoño muy pero que muy vulgarcito, muy de los del montón.

             En fin, queridos amigos, este es el periodismo militante al que nos toca resistirnos hoy. Parece mentira todo el trabajo que da en la actualidad mantenerse informado, con todos los medios que tenemos para ello. Creo sinceramente que se trata de la primera vez en la historia en que para amordazar a la prensa no han hecho falta ni leyes, que ella solita se amordaza. Al final, el que más razón tiene va a ser Samuel Langhorne Clemens, (¿a que no sabe Vd. quién es?) cuando decía aquello de “if you don’t read the newspaper you’re uninformed; if you read the newspaper you’re mis-informed” (si no lees el periódico estarás desinformado; si sí lo haces, estarás malinfomado). ¿Qué es peor? Por cierto, Samuel Langhorne Clemens es Mark Twain.

             Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.

 

 

            ©L.A.

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