Martes, 05 de noviembre de 2024

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«Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».

Reflexión Domingo XXII del Tiempo Ordinario

por La alegría de la Buena Noticia

Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1.7-14:

Un sábado, habiendo ido a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

Dijo también al que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».

Queridos hermanos:

Estamos en el domingo XXII del Tiempo Ordinario. ¿Qué nos dice esta Palabra? Hoy el Señor nos invita a seguir las huellas de Jesús, nos indica cómo comportarnos en sociedad, cómo educar a los hijos: “procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso, hazte pequeño en las grandezas humanas y así alcanzarás el favor del Señor”. Muy importante esto de hacernos humildes, ser humilde es ser auténtico, lo contrario es aparentar. Dios se ha ligado a lo pequeño, a lo pobre, al humilde, ese es el camino que ha escogido Jesús. Esta es una Palabra que nos llama a todos a la conversión, a esta actitud de buscar lo humilde, buscar ser pequeños. Si esto lo hacemos, transmitiremos a Jesús a los demás, porque se ha comprometido Él con lo humilde, con lo pobre, no con la prepotencia.

Respondemos con el Salmo 67 que dice: “has preparado Señor tu casa a los desvalidos”. Es decir que Dios ha preparado la Iglesia para los pobres: “Padre de huérfanos, protector de viudas y preparas la casa para los desvalidos y liberas a los cautivos”. Mi experiencia de evangelización en la cárcel del Callao, fue esta: anunciar y contemplar cómo el Señor les ayudaba, les liberaba de sus esclavitudes. Nosotros, hermanos, no somos mejores que ellos, y estamos llamados a anunciar esta Buena Noticia.

La Segunda Palabra que nos da hoy la Iglesia es de la Carta a los Hebreos: “Vosotros os habéis acercado al Monte Sion”, es decir, “a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo”. Qué importante tener una asamblea, una congregación donde poder escuchar y celebrar la palabra, ayudarnos, amarnos en la dimensión de la cruz; por eso el Evangelio nos muestra eso.

El Evangelio de San Lucas nos presenta una parábola que nos invita a la humildad, a buscar, no los primeros puestos, sino los últimos. El Señor nos invita a la humillación. Esto es lo que ha hecho Jesús: El Señor ha hecho en el mundo una fiesta, que es la creación, y a invitado al hombre y a la mujer a disfrutar de esta fiesta; y ¿qué hemos hecho? Hemos matado al autor de la vida. Pues bien, hermanos ¿cómo participar en esta fiesta? participa en esta fiesta, buscando lo humilde, lo pequeño, cuánto más grande seas, tanto más debes de humillarte. Esto nos escandaliza, está fuera de nuestro pensamiento lógico porque la humillación nos lleva a la muerte. Ánimo, hermanos, Dios ha vencido la muerte. Dice el libro del Eclesiástico: “Delante del Señor hallarás gracia, pues grande es el poderío del Señor con los humildes, todo el que se ensalce será humillado y el que se humille será ensalzado.” Si esta es la praxis de nuestra convivencia en la familia, es decir, de nuestro diálogo con el otro, todo irá bien. Al humilde no se le considera en la sociedad de hoy, al humilde se le considera un desertor, un derrotado, uno que no tiene valores, sin embargo, la humildad es una gran virtud, porque constituye el actuar de Dios mismo, es la esencia de Dios; y Dios nos precede y nos bendice en todo momento. Por eso el mensaje que nos da hoy la Palabra es el de seguir el camino de la humildad, no del orgulloso, nos invita a ir contra corriente. El camino a la humildad es un camino de gran valentía. Y termina diciendo el Evangelio que “cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados a los cojos, a los ciegos y el Señor te lo pagará”. El camino al cielo no es el éxito, sino lo contrario, descender, que es lo que ha hecho Jesús; no es el “tener” o acumular riquezas, sino que es el de desprenderse.

Pues bien, hermanos, que esta palabra que nos da Vida Eterna os bendiga y os presida en vuestro actuar y en vuestra forma de vivir en vuestra familia.

Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao

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