Fue director del Studio Bíblico de Jerusalén y guía de miles de peregrinos
El biblista Frédéric Manns escribía sobre la Biblia dando vida a sus personajes; ahora, en español
En 2021 murió el padre Frédéric Manns, qué había sido director en Jerusalén del Studium Franciscanum Biblicum desde 1996 a 2002, y que acompañó a miles de peregrinos por los Santos Lugares, y a cientos de estudiantes en el mundo de la Biblia.
En sus dos últimos años de vida escribió columnas de tema bíblico divulgativo en L’Osservatore Romano, que fueron especialmente alabadas por el Papa Francisco, por su estilo vivo y fresco. Ahora esas columnas se publican en español en un libro de 180 páginas, Narrando la Biblia (Ed. San Pablo).
«Su estilo tenía la ventaja de hacernos revivir los acontecimientos bíblicos como espectadores en directo, pisando las piedras parlantes de aquella Jerusalén que tanto amaba», explica Andrea Monda, director de L’Osservatore.
El encanto especial de Jerusalén: "pasan cosas"
Poco antes de morir (con 79 años, pero de forma repentina e imprevista), el periodista Roberto Cetera entrevistó al padre Frederick, quien habló del encanto especial que tiene Jerusalén.
"Aunque me esfuerce por ser más racional, suscita sensibilidades ulteriores e inexplicables. Por aquí suceden cosas asombrosas. Cuántas conversiones repentinas, cuántas coincidencias inexplicables, cuántos acontecimientos sorprendentes y providenciales he visto aquí en estos 40 años", explicaba.
"Es como si hubiera un magnetismo, una energía desconocida debajo de estas piedras blancas. Es como si esta tierra hubiera conservado algo de la energía transformadora del Resucitado que caminó por aquí. Me da una alegría increíble vivir aquí rezar y celebrar aquí la Eucaristía. Es verdaderamente un anticipo del encuentro esponsal", afirmaba, sin saber que ese encuentro final sucedería unas semanas después.
El padre Frederic llegó en 1972 a Jerusalén. Ya entonces se sentía un ciudadano del mundo. Nació en Croacia de familia francesa, y se educó en Estrasburgo entre Francia y Alemania. Se enamoró de Tierra Santa: "Me fascinó conocer el ambiente cultural y religioso en el que vivió Jesús".
El biblista franciscano Frederic Manns sabe hablar de la Biblia con conocimiento y capacidad divulgativa.
Dar vida a los personajes bíblicos
En el periódico vaticano alaban del franciscano su estilo personal al escribir, "la re-narración de pasajes de la Escritura en un lenguaje sencillo y accesible a todos, enriquecida por pinceladas descriptivas del ambiente cultural y ritual de la época". El Papa Francisco lo ensalzó así: "Da vida a los personajes sobre los que escribe, quieres encontrarte con ellos".
El padre Manns lamentaba que entre los cristianos "la Palabra de Dios es todavía muy desconocida en su riqueza. Y es la Palabra de Dios, no solo los buenos sentimientos, la que cambia profundamente a las personas", advertía.
"He acompañado a miles de peregrinos a Tierra Santa. Fue una actividad esencial para mi vocación. Me alimenté de sus observaciones sencillas e intuitivas. Y juntos nos nutrimos de la Palabra de Dios. El viaje a Tierra Santa es siempre una oportunidad para repensar toda la vida, un punto de inflexión de la propia existencia. Aquí el Espíritu habla más que en otros lugares", aseguraba.
Pizzaballa destaca su amor a Tierra Santa y a la historia
En Narrando la Biblia encontramos un prólogo del cardenal Pizzaballa, también él franciscano, que conoció bien a Manns. "Supo conectar la palabra con la tierra y los Santos Lugares, definidos como el quinto Evangelio, fascinando a muchos. También fue un anunciador convencido del vínculo entre la fe cristiana y el judaísmo en tiempos en los que no era fácil hablar de ello en contextos como el de Tierra Santa, donde el vínculo con el judaísmo puede causar algunas dificultades incluso entre los cristianos por cuestiones políticas. Y lo hizo sin suscitar jamás ningún rechazo", detalla.
Pizzaballa dice que "el padre Frédéric tuvo parte importante en la identidad cristiana de esta ciudad, a la que amo más que nadie y la hizo amar con sus escritos, sus numerosas conferencias, su acompañamiento a incontables peregrinos. Le impulsaba incansablemente su pasión por esta pequeña pero significativa Iglesia de Jerusalén. Estaba convencido de la especial vocación de esta última a ser encuentro entre el cielo y la tierra".
"A quienes tenían dificultades para vivir con las heridas de esta ciudad santa, símbolo de las heridas del mundo, les señaló la belleza y la vitalidad de la ciudad. Insistió continuamente en la importancia de permanecer en este lugar santo tan herido y desgarrado, pero también bendito e iluminador. Recordó a los cristianos de Tierra Santa, que a menudo tienen que lidiar con dificultades, que no tienen derecho a encerrarse en el dolor, sino que deben ser la luz que ilumina y da esperanza a la vida de la ciudad santa", añade Pizzaballa en el prólogo del libro.
Además, el padre Manns insistía en que los sacerdotes locales estudiaran no sólo los Santos Lugares sino también las antiguas tradiciones y el aporte que Tierra Santa ha dado al mundo de la Iglesia universal. "El pensamiento cristiano de Oriente Medio de los primeros siglos es hoy poco conocido y a vosotros os corresponde hacer que la Iglesia lo redescubra", decía. "Si queréis preservar y promover el cristianismo en Tierra Santa lo primero que debéis hacer es estudiar". Él mismo fue un buen conocedor de textos apócrifos y midráshicos judíos.
El cardenal Pizzaballa añade que el padre Manns fue un gran anunciador, un evangelizador. "Para él, la Nueva Evangelización debe ser esencialmente una catequesis bíblica y un retorno a las fuentes del maremagnum de la tradición judeocristiana", detalla.
Otro franciscano de Tierra Santa, el Custodio, Francesco Patton, lo considera como "un Elías o Juan Bautista, llamado a reconciliar generaciones y a preparar un pueblo dispuesto al encuentro del Señor".
"Acompañó a miles de peregrinos a conocer a Jesús a través de las páginas bíblicas y del quinto evangelio de esta Tierra Santa que permite ver y tocar la Palabra de Dios en formato tridimensional y no solo escucharla o leerla bidimensionalidad de la escritura", añade.
Capítulos de escenas bíblicas, y dos casos arqueológicos
Narrando la Biblia tiene unas 180 páginas con unos 20 breves pero sustanciosos sobre escenas del Antiguo Testamento, siempre en su contexto histórico y bíblico, y 17 capítulos sobre el Nuevo Testamento. Solo en un par de artículos comenta los lugares arqueológicos. Uno es el que se refiere a la Dormición de María en Jerusalén, aprobando la tumba de María estudiada en los años 70, y el que se refiere al llanto de Pedro en Gallicanto, junto a unas escaleras de piedra del siglo I, excavadas desde 1993 por el arqueólogo agustino Florentino Díez Fernández, junto a los edificios que debieron ser la casa de Caifás, dónde Pedro lloró y Cristo fue interrogado.
Es este un libro qué aumentará nuestro amor a la Palabra viva de Dios, a los hechos bíblicos y a los lugares de Tierra Santa.
(Artículo publicado originariamente en el portal de la Fundación Tierra Santa)
Un ejemplo del padre Frédéric Manns hablando de la Biblia y el Mar Muerto: