Diario de grabación (III): un día en la vida de un monje, en DVD

Dejamos para el final del tiempo del Hermano Seamus en Lima, la realización del DVD.

Las horas se nos hacían cortas, pero todo fue encajando a tiempo. Los tres últimos días, habíamos programado dedicarlos integramente a la realización del vídeo.

Hicimos una batida de localizaciones . Ya le habíamos echado el ojo a un monasterio en el centro de Lima, posiblemente uno de los más antiguos de Perú y de Latinoamérica. Con todo ese sabor entre español e indiano, que nos interesaba.

La idea era reflejar en el vídeo un día en la vida de un monje. Desde la mañana, cuando de se levantara, hasta que volviera a acostarse al final del día.

También era una metáfora de la vida misma: amanecer / nacer, anochecer / morir .

Acompañaríamos al religioso en sus labores del día, en la cocina - donde aprovecharíamos para hablar con el sobre su visión de la vida saludable en la tradición monástica celta - pasando por sus labores físicas, en la huerta del convento.

Su tiempo dado al estudio y a la oración, para entrar luego en una visión exterior al convento, donde se vería al religioso caminando por la ciudad, como una metáfora de la proyección de su vida de oración e intercesión por el mundo.

Filmando al hermano Seamus en los conventos de Lima

Finalmente - tras un paso por el desierto, al final del día / vida, volvería el hermano Seamus al convento para sus oraciones finales y descanso en su celda. 
Contábamos para la filmación con un equipo muy básico de trabajo, pero efectivo. No podíamos permitirnos movernos con un gran aparataje, ni tampoco era necesario. Hoy en día las filmaciones se realizan con cámaras muy ligeras y apoyo de iluminación también básico.

Después de conseguir los permisos necesarios con los frailes agustinos y los franciscanos menores - las dos órdenes responsables de los monasterios que nos servirían de plató, nos lanzamos a la aventura de captar las imágenes que usaríamos para ilustrar 10 videoclips con canciones y melodías instrumentales extraídas de los de cd´s que habíamos estado grabando todo el mes de enero.

Una complicación de ultima hora fue mi salud. Una tendinitis inoportuna en mi pierna derecha, me había estado molestando desde una semana antes de salir de España, y me obligó a guardar reposo ( ¿ ? ) en la cama. Todo el proyecto se tambaleó entonces.

Al final una buena medicación, en base a inyecciones, dolorosas por cierto, y masajes, hicieron el milagro - y la oración de muchos amigos, entre las que se encuentran muchas religiosas de clausura que no escatimaron el más "mínimo" esfuerzo - hicieron el resto, supongo.

Decidimos que estaría todo el tiempo en una silla de ruedas, y esta decisión resultó ser la más efectiva. No creo que hubiera aguantado acompañar el rodaje de otra manera. Aunque con lo inquieto que soy yo por naturaleza, no paraba de levantarme de la silla, pero, en fin, disponía de un lugar seguro donde regresar, a los pocos minutos.

No contábamos con un equipo de luces muy sofisticado, pero esto fue un punto bueno, ya que nos obligó a usar luz natural todo el tiempo. Luz que entraba por las ventanas de los conventos, filtrándose delicadamente por las rendijas y claraboyas de los dos viejos conventos. Esto resaltaba la calidez de los espacios de maderas y
cerámicas antiquísimas.

Las filmaciones en la calle, contaron también con su propio anecdotario. Ver un fraile con un hábito rabiosamente azul, como el que usa el hermano Seamus, propio de la congregación de los "Servants of Love " de Irlanda, llamaba poderosisimamente la atención.

Por cierto, nos contaron los religiosos capuchinos, que San Francisco, y toda su orden por varios cientos de años antes de la promulgación del dogma de la inmaculada concepción de María, también usaron un hábito de ese color, en alusión también a María. como es el caso del uso de ese color en los hábitos de la congregación del hermano.

La idea era que el hermano deambulaba por la ciudad, desde la zonas más coloniales de Lima, cerca del convento donde se supone habitaba, hasta la parte más ultra moderna de la ciudad. Se ve entonces al Hermano tocando su flauta, o simplemente caminado en medio de la metrópolis. Un contraste entre el bullicio exterior y el silencio interno propio de la vida de clausura.

En las entrevistas que van acompañando el vídeo, el hermano discurre, por cierto, sobre este tema, recordándonos como el silencio interior, es también necesario en el trabajo del día a día de cualquier seglar.

No olvidemos el origen del hermano Seamus, cuando siendo muy joven, trabaja en un Banco, dedicado a temas bursátiles, y justamente el encuentro diario, camino al trabajo, de unos jóvenes de la Legión de María que solían tocar canciones religiosas en una plaza, llamó poderosamente la atención del hermano, a tal punto que decidió colgar su traje por el hábito de monje.

El vídeo está ahora en proceso de edición. Son horas y horas y horas de visionado de las imágenes, seleccionando los trozos más significativos y que mejor empaten con la música.

Espero en los siguiente días, antes de regresar a casa en España, poder ver un adelanto de las imágenes. El trabajo terminado llevará unas semanas más. Le cae a Julio Hernández, la supervisión final del mismo, junto con la edición de sonido especial que el vídeo exija.

Un último esfuerzo, hermano...

Y van....muchos.