El nuevo continente
Las redes sociales son “un nuevo continente”. Es una idea brillante, aportada por monseñor Tighe, secretario del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, durante la presentación en Roma del mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones. Un nuevo continente que es esencialmente distinto a los otros cinco. No está en el agua, ni en el aire, ni en la tierra. Está por doquier, como si fuera etéreo, y cualquiera puede entrar o salir de él, con el único requisito de poder conectarse a internet, único pasaporte que otorga la ciudadanía a los habitantes de esta “nueva tierra”.
Pero en ella no todo son fuentes que manan leche y miel, como describieron los exploradores a Moisés la Tierra Prometida antes de entrar en ella. Hay mucho malo, mucho vacío, mucho tiempo perdido, mucho pecado. Y hay, por supuesto, mucho bueno. Sobre todo, lo que abundan son las oportunidades. No sólo para pecar o para negociar o para viajar, sino también para evangelizar.
Y a eso es a lo que se ha referido el Papa en su mensaje. Hay que evangelizar a los pobladores de este nuevo continente. Algunos ya lo están, y son precisamente ellos los que tienen que hacerlo, los que tienen que asumir la tarea de evangelizar a los demás. A esa inmensa multitud que cuenta nimiedades sobre los detalles de su vida para llenar el vacío existencial que tiene dentro, pero que, en realidad, aún sin saberlo y sin quererlo, está necesitando alguien que llene de sentido ese vacío.
Tenemos que usar las redes sociales para evangelizar. La cosa tiene su riesgo: el de quedar prendidos en dichas redes y aficionarse a ella de tal modo que se conviertan en un vicio, o el de ser heridos por los francotiradores que se camuflan en la maleza y que lanzan sus dardos calumniosos con total impunidad. Pero ¿no tuvo riesgos evangelizar América, o África? ¿No los corren hoy los que en China están difundiendo la fe católica o los que lo hace en países islámicos?
Lo que hay que hacer es prepararse bien y por eso siguen siendo útiles, también para los que entren en esta “nueva tierra”, los cuatro principios fundamentales de la evangelización: Primero orar, segundo ofrecer sacrificios, tercero dar testimonio y cuarto tener formación para dar argumentos. Del mismo modo que antes se preparaba a los misioneros para ir a tierras lejanas, hoy hay que preparar a este otro tipo de misioneros para entrar en el nuevo continente y ganarlo para la causa de Cristo.
http://www.magnificat.tv/es/node/2824/2
Pero en ella no todo son fuentes que manan leche y miel, como describieron los exploradores a Moisés la Tierra Prometida antes de entrar en ella. Hay mucho malo, mucho vacío, mucho tiempo perdido, mucho pecado. Y hay, por supuesto, mucho bueno. Sobre todo, lo que abundan son las oportunidades. No sólo para pecar o para negociar o para viajar, sino también para evangelizar.
Y a eso es a lo que se ha referido el Papa en su mensaje. Hay que evangelizar a los pobladores de este nuevo continente. Algunos ya lo están, y son precisamente ellos los que tienen que hacerlo, los que tienen que asumir la tarea de evangelizar a los demás. A esa inmensa multitud que cuenta nimiedades sobre los detalles de su vida para llenar el vacío existencial que tiene dentro, pero que, en realidad, aún sin saberlo y sin quererlo, está necesitando alguien que llene de sentido ese vacío.
Tenemos que usar las redes sociales para evangelizar. La cosa tiene su riesgo: el de quedar prendidos en dichas redes y aficionarse a ella de tal modo que se conviertan en un vicio, o el de ser heridos por los francotiradores que se camuflan en la maleza y que lanzan sus dardos calumniosos con total impunidad. Pero ¿no tuvo riesgos evangelizar América, o África? ¿No los corren hoy los que en China están difundiendo la fe católica o los que lo hace en países islámicos?
Lo que hay que hacer es prepararse bien y por eso siguen siendo útiles, también para los que entren en esta “nueva tierra”, los cuatro principios fundamentales de la evangelización: Primero orar, segundo ofrecer sacrificios, tercero dar testimonio y cuarto tener formación para dar argumentos. Del mismo modo que antes se preparaba a los misioneros para ir a tierras lejanas, hoy hay que preparar a este otro tipo de misioneros para entrar en el nuevo continente y ganarlo para la causa de Cristo.
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