¿Entusiasmo? Sí, mucho y ¿qué tiene de malo?
¡Están chutados!
¡Están llenos de mosto! decían de los apóstoles el día de Pentecostés cuando salieron del cenáculo llenos del Espíritu Santo. ¡Se han chutado algo! diríamos hoy. Pero no, ni estaban borrachos, ni se habían metido un chute de nada. Estaban llenos del espíritu de Dios, como había profetizado Joel.
En mi parroquia está ocurriendo un avivamiento por obra del Espíritu Santo. No puedo más que dar testimonio de lo que está ocurriendo. Es incipiente pero muy llamativo. Ya no se trata de cifras de gente que va y viene pues para eso hay explicaciones humanas. (Ayer mismo hablaba con un viejo camarada de cómo hacer que una parroquia sea atractiva) En realidad lo importante es lo que ocurre en el interior de las personas y cómo éstas se transforman. En poco más de dos meses hemos pasado de arrastrar la vida cristiana de una forma cansina a dejarnos llevar vertiginosamente por el Espíritu Santo. Y la gente está feliz. Los mismos que hace dos meses no veían más que dificultades, obstáculos, excusas... ahora están entusiasmados. Creo que me secundaron por misericordia, y por sentido del deber y ya algunos ya van por delante.