La perla del amor: el matrimonio
Lo ha proclamado la Conferencia Episcopal Española, tras el reciente pronunciamiento del Tribunal Constitucional, redefiniendo la figura jurídica del matrimonio en la que excluye la referencia a la diferencia entre el varón y la mujer: "La legislación española sobre el matrimonio es gravemente injusta, puesto que no reconoce ni protege la realidad del matrimonio en su especificidad". La voz de los obispos se ha levantado, al igual que otras muchas voces, contra esta insólita definición legal del matrimonio. Sería bueno contemplar, una vez más, su grandeza: el matrimonio está fundado en un compromiso adquirido libremente que la sociedad debe tutelar porque es el fundamento de la familia, pilar básico de la sociedad. Leía no hace mucho una pequeña historia con grandes mensajes:
"Un esposo fue a visitar a un amigo y le dijo que como ya no quería a su esposa, pensaba separarse. El amigo le escuchó, le miró y le dijo: "Ámala". "Pero ya no siento nada por ella", respondió el visitante. Para su sorpresa el amigo añadió: "Amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es como un jardín: prepara el terreno, arranca las malas hierbas, siembra, ten paciencia y riega. Habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, pero no abandones su cuidado".
Es cierto: teniendo esto claro, cuanto mayor y mejor sea el cariño mutuo, más fácil será que ambos sean felices y vivan con alegría su compromiso. Decía el escritor Jacinto Benavente que "el amor necesita ir a la escuela". Nunca podemos considerar que hayamos aprendido a amar lo suficiente. Comentaba el mismo autor que el amor lo pintan ciego y con alas; ciego para no ver los obstáculos y con alas para salvarlos. ¡Y se pueden salvar tantos obstáculos! El protagonista de la pequeña historia nos enseña a afrontar el problema de un amigo. No es tan difícil: sólo falta sinceridad, claridad y audacia. ¡Y cuando bien podemoshacer! Ante los problemas y conflictos: En vez de desanimar, animar; en vez de dar la razón, buscar la razón verdadera para darla; en vez de justificarlo todo, buscas las causas.
"Un esposo fue a visitar a un amigo y le dijo que como ya no quería a su esposa, pensaba separarse. El amigo le escuchó, le miró y le dijo: "Ámala". "Pero ya no siento nada por ella", respondió el visitante. Para su sorpresa el amigo añadió: "Amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor. El amor es como un jardín: prepara el terreno, arranca las malas hierbas, siembra, ten paciencia y riega. Habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, pero no abandones su cuidado".
Es cierto: teniendo esto claro, cuanto mayor y mejor sea el cariño mutuo, más fácil será que ambos sean felices y vivan con alegría su compromiso. Decía el escritor Jacinto Benavente que "el amor necesita ir a la escuela". Nunca podemos considerar que hayamos aprendido a amar lo suficiente. Comentaba el mismo autor que el amor lo pintan ciego y con alas; ciego para no ver los obstáculos y con alas para salvarlos. ¡Y se pueden salvar tantos obstáculos! El protagonista de la pequeña historia nos enseña a afrontar el problema de un amigo. No es tan difícil: sólo falta sinceridad, claridad y audacia. ¡Y cuando bien podemoshacer! Ante los problemas y conflictos: En vez de desanimar, animar; en vez de dar la razón, buscar la razón verdadera para darla; en vez de justificarlo todo, buscas las causas.
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