Domingo, 24 de noviembre de 2024

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Rabieta sindicalista

por Palabaras para vivir

uliano, aquel emperador romano que pasó a la historia con el apelativo de “el apóstata”, intentó revitalizar el paganismo decadente imitando la caridad de los cristianos. Era consciente de que las obras sociales que ya en aquella época llevaban adelante los seguidores de Cristo eran una de sus principales bazas a la hora de captar nuevos seguidores.

A Juliano le han imitado siempre todos los enemigos de la Iglesia, bien porque han querido ellos mismos poner en marcha obras sociales o bien porque, sin hacer eso, han intentado destruir las que la Iglesia hacía. En particular, nazis y comunistas coincidieron en forzar el cierre de colegios, asilos y todo tipo de instituciones caritativas católicas, como el primero de sus ataques a la odiada Iglesia a la que querían a toda costa destruir. En algunas naciones, como Cuba, no se limitó el culto sino que se conformaron con acabar con todo el asociacionismo católico y con su amplia red de asistencia a los necesitados; Fidel pensó que con eso era suficiente, pues creyó que sin las obras de caridad la Iglesia quedaría herida de muerte y se extinguiría poco a poco.

Por eso no son de extrañar las declaraciones del secretario general de CC.OO. en Córdoba. El líder del antiguo sindicato comunista está muy molesto por el hecho de que la Iglesia haga lo que ellos no hacen: ayudar a los pobres. Posiblemente no le moleste que los pobres sean alimentados –no lo creo tan malvado-, sino que lo que le fastidia es lo que hagan otros y sobre todo que lo haga la Iglesia. Se parece a aquellas peleas entre Don Camilo y Peppone, del genial Guareschi, pero no estamos en las aldeas de la Padania italiana sino en la aguerrida Córdoba, donde los comunistas tienen menos sentido del humor y peor intención.

De todos modos, al líder sindicalista no le ha salido bien la cosa. Decir que la Iglesia es una mafia es mucho decir y si las cosas fueran por donde deberían ir, tendría que acabar en los tribunales por injurias. Quizá, baste, sin embargo, con el ridículo que ha hecho, pues la sabia gente de Córdoba debe estar a estas alturas haciendo chistes de la tontería que ha dicho su paisano, pues comparar al señor obispo de Córdoba con Don Vito Corleone es algo que debería dar para mucho.

La Iglesia, por mucho que les duela a los de CC.OO y a sus amigos de IU, sí está al lado de los pobres. De hecho, es la única que está. ¿Alguien recuerda que en algún sindicato o partido político se hagan habitualmente colectas para socorrer a los necesitados, sin ni siquiera pedirles que se afilien o les voten? Esos siempre disparan con pólvora ajena –es decir, con dinero público-, siguiendo aquella cuenta de la vieja que decía uno para ti y dos para mí. Pero de echar la mano al propio bolsillo, nada de nada. En España, a la hora de pedir ayuda, la gente no va al sindicato, va a la parroquia. Y con eso está dicho todo. Gracias a Dios, podemos seguir diciendo como San Lorenzo. “Nuestro tesoro son los pobres”.

http://www.magnificat.tv/es/node/2277/2

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