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Septiembre de 2011. Apenas llevo unos días como párroco. Algunos me dicen que voy muy rápido, que quiero hacer muchas cosas. Como no tenemos capilla de Adoración, lo primero es sacar el Sagrario del oscuro rincón donde está y ponerlo en el centro de la Iglesia para que no les de tortícolis a los que quieren mirar al Santísimo. Lo siguiente es arreglar los locales parroquiales para que dejen de parecer un descuidado tanatorio de la Unión Soviética en los años de acero. Hay que pintar paredes, limpiar a fondo y unificar y "modernizar" el mobiliario. Luego viene la limpieza y pintura de la Iglesia. Para que el espacio sagrado tenga un mínimo de dignidad e higiene y la Presencia Eucarísitica esté dignamente arropada. Candelabros relucientes en sustitución de los ateriores oxidados y desgastados, cruz de altar, una imagen de la Virgen a la vista de todos…la gente todo esto lo agradece, me dicen que se está quedando muy bonita la Iglesia. Se nota en que viene más gente a lo largo del día, porque la Igesia está abierta. Hemos quitado una cortina mugrienta de cine de barrio que hacía de cortavientos y hemos puesto uno acristalado. Desde la calle se ve la Iglesia abierta, entra más gente. La parroquia va cobrando vidilla. Para tener la Iglesia abierta todo el dia y tener el confesionario atendido con sacerdotes disponibles hay que hacer un esfuerzo pero merece la pena. No se podrá ir a tantas reuniones y habrá que dejar hobbies que uno tiene o pasarlos a otras horas, pero es que el Señor nos llamó para entregar nuestras vidas y se la entregamos encantados. Desde el primer día empezamos a hacer jueves eucarísticos. El Santísimo expuesto y una Hora Santa con predicación al terminar el dia. Viene mucha gente. En este segundo año ya exponemos el Santísimo todos los días un ratito (2 horas por la mañana y una por la tarde)
Para octubre o por ahí, empiezo a ver que los agentes pastorales están desmotivados. Hay poca ilusión. Mucha rutina. Derrotismo. La catequesis se ha mantenido con vida durante años gracias al celo de un sacerdote y de unos catequistas fieles y buenos. Poco más. Vida ascendente, pero que muy ascendente y un catecumenado de adultos al que acuden los mismos que rezan el rosario, hacen las lecturas, cuentan el dinero, cosen y limpian, están en cáritas, liturgia, etc… aquí vino lo más difícil: con delicadeza tratar de evitar que personas muy buenas, pero que, digámoslo claramente, transmiten una imagen aburrida, no se sientan ofendidas si se les sugiere que no pasa nada por no hacerlo todo y por dejar al párroco dar juego a más personas enpuntos clave como el ambón y el presbiterio. No creo que sea bueno hipotecarse por un falso respeto humano. A las personas les hace bien que les ayudemos a no clericalizarse.
Poco a poco se van dando pasos; una pareja me lanza la idea de un grupo de matrimonios y la cojo al vuelo: ¡gente con ideas!, aunque no sean mis ideas, ¡gente con ganas! aunque no tenga ganas, ¡gente con iniciativa!, aunque no sea mi iniciativa. Nos ponemos manos a la obra y empezamos con algunos padres de los niños de catequesis. Por razones sociológicas el Grupo de Matrimonios pasa a ser Escuela de Padres (porque no todos los padres son matrimonio) El interés común es la educación de los hijos.
Trato personal
Antes de Navidad ponemos una felicitación en cada buzón de la parroquia. La gente del barrio lo agradece muchísimo y se comenta. Detalles de trato personal, no son difíciles y tienen mucha importancia. Lo mismo que visitar a los enfermos en sus casas. A ellos sobretodo les gusta que vayan los sacerdotes además de los laicos visitadores de enfermos. La verdad es que no tenemos mucho tiempo pero, ¿a qué lo vamos a dedicar si no es a esto?. Nuestra jornada laboral es de 24h y hay que exprimirlas.
Después vino la Navidad, la Misa del Gallo, Cuaresma, la Semana Santa, la fiesta de la parroquia. Se hace un esfuerzo para abrir la Iglesia y facilitar a la gente la participación en los actos litúrgicos. Se preparan con esmero. Los feligreses vienen contentos. Funciona el boca a boca.
Algunos detalles sobre los arreglos hechos en el despacho de secretaría, el salón parroquial y el hall de entrada. Es como lo más visible del cambio radical que le queremos dar a la parroquia. Fuera un zócalo de azulejos de cuarto de baño que hay por los pasillos y todas las salas, fuera el gotelé, fuera las luces fluorescentes, fuera el suelo de terrazo. Paredes pintadas con colores cálidos, tarima flotante, iluminación indirecta y luces en el techo de luz cálida. Muebles uniformes, fuera posters de librería religiosa. Una imagen de la Virgen sobria, pero elegante. Cuadros colocados con estilo. Esto ya no es un local, ahora es un hogar, ¿no decimos que la parroquia es la casa de todos? ¿porqué las decoramos como si fuesen almacenes de cachibaches? El despacho ya no parece un dispensario de pais en vías de desarrollo, el hall es un sitio agradable, las primeras impresiones cuentan mucho. No cuesta nada cambiar esos muebles de los años 70 (armarios y mesas de chapa gris oxidada por las esquinas) por muebles de Ikea. Un curso ahorrando en algunas cosas y puedes darle otro aire a la parroquia.
Brotes Verdes (con perdón)
Todo esto no es evangelización directa pero es que para hacer la evangelización primero tiene que haber una comunidad que sea capaz de evangelizar. Una comunidad no evangeliza por decreto sino solo si vive una experiencia gozosa de fe. O sea, si están a gusto en su parroquia, si la ven como un lugar atractivo, donde pueden invitar a sus amigos o a cualquiera que se les ponga delante sin que parezca que le están invitando a la Iglesia de Cuéntame.
Son detalles pequeños. Es lo que hacen muchísmas parroquias, son como los brotes verdes de un cambio más profundo que se tiene que realizar en muvhas parroquias para que sean un lugar que tengan mucha vida. La Vida es Jesucristo, por eso una parroquia, aunque sea pobre, no puede ser un lugar aburrido, feo, desfasado, rancio… porque la vida no es aburrida, fea, desfasada ni rancia.
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