El Impacto de Aristóteles en la Ciencia y la Fe
En este recorrido por Grecia que hemos hecho durante las últimas semanas, no podía faltar el que es considerado por muchos como el más grande filósofo de la antigüedad: Aristóteles. En el campo de la ciencia, aunque no aplicaba un método científico en el sentido moderno, Aristóteles subrayaba la importancia de la observación empírica, la clasificación sistemática de los datos y la lógica deductiva. Así, sus trabajos sentaron las bases para el desarrollo del método científico.
En biología, fue uno de los primeros en intentar una clasificación sistemática de los seres vivos. Por ejemplo, su "Historia de los animales" contiene observaciones detalladas y categorizaciones de más de 500 especies. También estudió la anatomía y fisiología de diversos animales, contribuyendo a la comprensión de sus estructuras y funciones. Aunque también cabe decir que, debido a las limitaciones tecnológicas y metodológicas de su tiempo, algunas de sus conclusiones fueron erróneas. El caso más famoso es el de la generación espontánea. Aristóteles propuso la idea de que la vida podía surgir de materia inerte bajo ciertas condiciones, lo cual fue refutado por diversos científicos en siglos posteriores.
La astronomía fue otra de sus disciplinas preferidas. Apoyó y elaboró el modelo geocéntrico del universo, en el cual la Tierra es el centro del universo y todos los demás cuerpos celestes giran a su alrededor en esferas celestes. Este modelo, aunque incorrecto, fue ampliamente aceptado hasta el Renacimiento y fue un primer paso hacia la comprensión de nuestro universo.
En física, desarrolló la teoría del movimiento, donde distinguía dos tipos: el movimiento natural y el violento. Aunque el tema que más fama le ha dado es la causalidad. Introdujo la idea de las cuatro causas (material, formal, eficiente y final) para explicar por qué ocurren las cosas, un concepto que tuvo un gran impacto en la filosofía y la ciencia. De hecho, es el que más se relaciona con la religión. En su obra 'Metafísica', Aristóteles argumenta que debe haber una causa primera de todo movimiento en el universo, a la que se refiere como el 'Primer Motor Inmóvil'. Lo define como un ser perfecto y divino que mueve el universo, no mediante una acción directa, sino como un objeto de deseo y aspiración. Así, este Primer Motor se convierte en la causa final última de todo movimiento y cambio, el fin al que tienden las cosas, lo que sugiere que todo en la naturaleza tiene un propósito o fin último.
Una vez descubierto el orden en la naturaleza, Aristóteles propone la posibilidad de que exista una inteligencia subyacente, de modo que la ciencia y el estudio de la naturaleza ayudarán a revelar y conocer ese orden racional del cosmos, lo que a su vez refleja la racionalidad del Primer Motor.
Aunque Aristóteles no sostenía una visión teísta en el sentido moderno, su concepción del Primer Motor influyó profundamente en la filosofía y teología medieval, especialmente a través de pensadores como Tomás de Aquino, quien identificó al Primer Motor con el Dios cristiano. Y es que, en el fondo, las ideas de Aristóteles, unidas a las de otros pensadores griegos como Platón, que creía en una divinidad que creaba el mundo, estaban definiendo bastantes de los elementos del Dios cristiano. El propio San Pablo, cuando estuvo predicando en Atenas, se encontró con un altar en el que estaba grabada esta inscripción: 'Al Dios desconocido'. Así que les dijo a los griegos: 'Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar'.