Martes, 24 de diciembre de 2024

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¿Quienes son "los pobres"?

por Cuestión de vida

Si hay algo que todo el mundo dice y en lo que todas las tendencias ideológicas y eclesiásticas están de acuerdo, es en que están a favor de los pobres, «opción preferencial por los pobres» los empobrecidos, los desfavorecidos, los hambrientos. Pero ¿quiénes son? ¿son los mismos pobres de Teresa de Calcuta que los del P. Ángel, por poner un ejemplo? No voy a pretender hacer una disertación teológica, sino una pequeña reflexión en alto de un tema tan manido y tan poco pensado, creo yo.

 

Aquellos que piensan en pobres de espíritu, entienden que es una simplificación hablar de pobres en sentido económico. Aquellos que piensan en pobres en sentido económico acusan a los primeros de escudarse en su pobreza espiritual para obviar a los necesitados.

 

Y ambos creo que tienen un poquito de razón, pero yo sinceramente quien creo que lo entendió perfectamente fue Santa Teresa de Calcuta. Yo pensaba que todo el mundo la adoraba, que era un icono del siglo XX, pero no, fue abucheada en muchas ocasiones en donde iba a hablar y es muy criticada por su sentido del servicio a los pobres.

 

Yo la admiro mucho, muchísimo, como admiro a las otras Teresas de las que tanto he aprendido, Teresa de Jesús, Teresa de Lisieux, y Teresa Gallifa, lo que llamamos en Spei Mater “El club de las Teresas”.

 

Pobre es aquel que carece de algo que necesita o que se ve privado de sus derechos más fundamentales. Pobre es el que no es querido, el que está solo, aquel que se ha visto despojado de su dignidad. Al fin y al cabo, todos somos pobres, porque somos seres contingentes necesitados siempre de Dios y de los demás y pobres porque somos pecadores necesitados de misericordia.

 

¿Cuáles son los más pobres entre los pobres según Santa Teresa de Calcuta? Su respuesta fue muy clara: el niño por nacer es el más pobre entre los pobres. Hoy en día, el menos amado, el más menospreciado, el ser "desechable" de la sociedad. Apunta la Santa en este sentido: «Muchos se muestran preocupadísimos por los niños de la India o por los de África, donde tantos mueren, sea por desnutrición, u otras razones. Pero hay millones deliberadamente eliminados  por el aborto».

 

Aquí Santa Teresa desmonta la falsa solidaridad y opción por los pobres de aquellos que por una parte se preocupan de la pobreza material y niegan a muchos el derecho al mayor bien, la vida.

 

En este mismo saco están los enfermos crónicos, los terminales, los minusválidos o los discapacitados, y todos los que consideramos que no tienen una vida digna y pensamos en facilitarles las cosas con la eutanasia.

 

Creo que hoy especialmente podemos incluir también a los ancianos, a los que se les deja solos, apartados de su familia, desprovistos a veces de la asistencia médica que necesitan porque 'total ya les queda poco que vida', maltratados en ocasiones por cuidadores sin escrúpulos y a menudo con pensiones de miseria que además comparten con sus hijos.

 

Otra frase que dijo Santa Teresa de Calcuta: «He visto más pobreza en Nueva York que en Calcuta». ¿Quiénes son los pobres de Nueva York? Evidentemente en Nueva York hay muchos pobres materiales; los 'homeless', ¿se refería a ellos? Pues supongo yo que en parte sí y en parte no, porque el primer hogar que fundó fue para enfermos de sida, quizás unos tenían posibles y otros no, pero en aquel momento, eran los leprosos, los afectados, los marginados, tuvieran o no dinero para pagar su tratamiento.

 

Pobre es todo aquel que nos necesita, quizá necesita nuestro dinero, o quizá necesita nuestra compañía, nuestro consejo. Quizá necesita de nuestros cuidados físicos o de nuestra atención espirituales. Esto no significa que podamos desentendernos de las necesidades materiales, pero evidentemente, quizá no sólo centrarnos en ellas.

 

Siguiente punto interesantísimo de Santa Teresa. He leído que se la criticaba mucho porque su opción por los pobres fuera asistencial y no estructural. Me explico. Ahora esta de moda decir que atender con limosna o con caridad a los pobres no está bien, que es tratarles con «superioridad» que lo interesante es cambiar las estructuras económicas y poder darles lo que les es propio.

 

Esto es una falacia, ella lo dice claramente «mi labor es una gota en el océano, pero sin esa gota al océano le faltaría algo». A mí se me ocurre un ejemplo, si el vecino se ha quedado sin agua por una avería, habrá que llamar a la compañía de agua, pero mientras tanto ¿le dejamos sin beber hasta que reciba lo que es suyo por derecho?.

 

Es una forma de excusarse, «es el sistema económico perverso que hay que cambiar». Vale, existen estructuras de pecado económicas injustas, pero que son la excusa perfecta para no hacer nada por nadie y en el fondo es aún más paternalista que la anterior, pensando que es un supuesto Estado Internacional el que va a solucionar los males de la tierra.

 

En el fondo es la excusa del marxismo cultural que ama tanto a los pobres que los crea a millones, hasta conseguir como en Venezuela que el 87% de la población sea pobre, pero pobre de no tener que comer y morir de desnutrición. Todavía se sigue engañando a la gente con eso del marxismo y los pobres, yo a veces no me lo explico.

 

¿Hay que cambiar el sistema económico? Seguramente habrá que reestructurar cosas, pero eso no está en nuestra mano directamente, y además, si no se cambian las personas en su corazón, no existe sistema alguno que traiga justicia, porque siempre habrá quien «hecha la ley, la trampa», siempre habrá dictadores que acaparen la riqueza y corruptos que malversen los fondos. El ser humano no es malo, pero estamos heridos por el pecado original, obviar esto es tapar el sol con el dedo.

 

La lectura del miércoles nos explica claramente qué es lo que Pedro y Juan le dan al pobre que pedía en la puerta del Templo: «No tengo oro ni plata, pero en nombre de Jesús Nazareno, levántate y anda»

 

Gracias a Dios que Pedro y Juan no tenían nada que darle, ¿Y si le hubiese dado una moneda? Seguramente el mendigo en ese momento hubiera quedado contento. Quizás ese día hubiera comido, pero ¿y cuándo se enterara del tesoro que Pedro y Juan llevaban consigo y no se lo dieron? ¿No es un fraude que pudiendo dar al mundo a quien es el Camino, la Verdad y la Vida nos conformemos con darle unas migajas de pan?.

 

La mayor pobreza es no tener a Cristo. El único que rehace a las personas y las dignifica, el único que realmente puede dar respuesta al hombre en todas sus dimensiones, en todas sus necesidades, en todos sus anhelos, es Jesucristo Nuestro Señor. El mayor drama de un ser humano es no conocerle y no acoger su salvación, por mucho que un momento dado veamos necesidades más urgentes.

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