Aún estamos a tiempo

           Cuando vamos a ver una función teatral, una película o un espectáculo…, siempre nos preocupamos de estar a tiempo, para conseguir una buena localidad, incluso hay personas que pasan horas y horas esperando que se abra la taquilla de ventas y toman más localidades de las que necesitan para revenderlas con posterioridad. Pero es el caso, de que para entrar en el cielo y tener una buena localidad, la cola la tiene que hacer uno mismo, pues no existe un sistema de reventa de localidades. Y es que resulta que solo vinimos a este mundo y solo nos marcharemos de él, con las manos llenas del amor que hayamos sido capaces de entregar y recibir, o con las manos vacías, pero siempre solos y sin posibilidad de poder generar en un minuto final, lo que no fuimos capaces de generar en décadas de años de vida. Eso sí, un último acto de amor en el último instante de la vida, al menos se nos dará la oportunidad de sacar una localidad, aunque esta sea de gallinero, porque las del patio de butacas y las plateas estarán ya adjudicadas.

            Tanto en el cielo como en el infierno existen unas jerarquías que le dan a uno, no exactamente un status social, pero si un grado o jerarquía que es de amor en el caso de las ángeles y es de odio y esclavitud en el caso de los demonios. Y estas dos clases de jerarquías nos afectan a los humanos según que nuestro destino final sea el cielo o en infierno. Que Dios no permita para nadie, terminar incluido en una jerarquía de odio, y aunque Él hace todo lo posible, para que esto no ocurra, los hay tan retrasados mentales que como ocurre con algunos reclutas en el ejército: Para que se jorobe el capitán ahora no como el rancho. Que es como decir: toda mi vida he sido ateo y ahora al final no voy a darle gusto a Dios, aceptando su amor para salvarme, que se fastidie que me voy al infierno. Esto leído así, puede parecer imposible que llegue a suceder, pero desgraciadamente sucede, porque de la misma forma que el amor del Señor envuelve y atenaza el alma humana que se le entregue a Él, tal como San Pablo escribía: “Vivo yo, pero no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mi”. (Ga 2,20), también satanás sabe muy bien como haya que atenazar las almas de los humanos, para que le acompañen en la eternidad.

            Con respecto a las jerarquías de los ángeles de ellas la Biblia, unas veces menciona a ángeles, otras Arcángeles como los tres conocidos: Rafael, Gabriel y Miguel y otras veces por ejemplo el profeta Isaías nos habla de Serafines (Is 6,2), o de Querubines, como eran los tallados en el Arca de la Alianza (Ex 25,18). Dionisio de Aeropagita nos da una tabla completa. Pero, ¿quién era Dionisio de Aeropagita? Cuando San Pablo llegó a Atenas habló en el Areópago y al tocar el tema de la resurrección de Jesucristo, los atenienses se burlaron de San Pablo pero varias personas, una de ellas, un griego llamado Dionisio de Areopagita y una mujer llamada Damaris, creyeron en él (Hech 17,34).

Pues bien fue Dionisio de Areopagita, o quizás otro autor llamado el pseudo Aeropagita, fue el primero que se ocupó de este tema, de la jerarquía interna de los ángeles. En el siglo IV Máximo el Confesor, saco a la luz un ignorado libro de Dionisio de Aeropagita, titulado “La Jerarquía celeste”, según el autor de este libro las jerarquías celestes son tres. Y cada una de ellas comprende tres coros. En la primera y más alta jerarquía están integrados los Serafines, los Querubines y los Tronos. En la segunda, están las Dominaciones, las Virtudes, y las Potestades; y en la tercera, los Principados, Arcángeles, y Ángeles. El grado más alto de la jerarquía es el más cercano a Dios, y de modo jerárquico, tiene influencia sobre la segunda, y esta sobre la tercera a través de un proceso de mediaciones y de iluminación. Como sabemos los ángeles superaron su prueba de amor, tal como nosotros aquí abajo estamos tratando de superarla, y ellos indudablemente unos la superaron con categoría superior a la de otros. No quiere esto decir que hay ángeles listos y ángeles tontos, conforme a nuestra forma de pensar, pues la contemplación que todos ellos tiene  del Rostro de Dios, les facilita el ser partícipes de la divina luz de amor en la que se reflejan todas las divinas cualidades del Señor y entre ellas la omnisciencia, por lo que se puede asegurar que ningún ángel o persona santificada en el cielo tiene un pelo de tonta.  Los que vayamos allí, aunque se en entrada del gallinero, seremos todos listos. He dicho los que vayamos, pues ni entra en mis planes ninguna otra posibilidad.

Pero lo que es más importante es que sepamos que con arreglo a nuestros méritos, los que se salven estarán siempre plenos del amor y las gracias y la eterna felicidad, que la contemplación del Rostro de Dios les proporcionará. Es como si aquí estuviésemos fabricando con nuestro amor una vasija que el Señor arriba, nos la llenará hasta los bordes y seremos siempre totalmente saciados, pero hay que pensar que cuanto más grande sea nuestra vasija siempre será mayor nuestra felicidad. Aún estamos a tiempo de aumentar nuestras canijas vasijas, porque no es lo mismo ser un charco, que ser un arroyo, que ser un mediano río, que ser un gran río, o llegar a ser un océano.

En el infierno también hay categorías de condenación y sufrimiento. Allí el amor brilla por su ausencia, pues todo condenado ha menospreciado el amor que Dios le ofrecía y no lo ha aceptado, lo que ha supuesto que el Señor único Ser capaz de generar amor y soporte de todo, le haya retirado del ámbito del amor y su naturaleza se ha transformado, ya nunca más podrá amar ni ser amado y el vacío que se ha originado en su ser al desapareceré el amor, este vacío, inmediatamente ha sido ocupado por la antítesis del amor que es el odio. El  condenado vivirá eternamente envuelto en una tremenda tiniebla de odio, a todo, y a todos los demás condenados, incluso a si mismo. Ya nunca la misericordia de Dios le podrá alcanzar, porque para que ella nazca se necesita un arrepentimiento y el arrepentimiento en sí, es un acto de amor y el condenado al haber salido voluntariamente del ámbito de amor divino, ya jamás podrá amar o recibir amor, tal como ya antes hemos dicho y carece de capacidad de arrepentimiento.

En cuanto a los ángeles caídos, estos conservan en el infierno, el grado o categoría que tenían antes de su sublevación y ellos están igualmente fuera del ámbito de amor del Señor. Su situación con respecto a una posibilidad de misericordia divina, es aún peor que la de los humanos reprobados, pues jamás la misericordia divina podrá nacer sobre ellos, ya que mientras el hombre pecó por inducción demoniaca, los demonios pecaron con malicia, pues sabían perfectamente quien era Dios y cual era su grandeza y amor.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

-                  Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL.- www.readontime.com/isbn=9788461179190

-                  Libro. DEL MÁS ACÁ AL MÁS ALLÁ.- www.readontime.com/isbn=9788461154913

-        Ángeles, creación de Dios. Glosa del 03-04-10

-        ¿Oran los ángeles? Glosa del 16-07-10

-        ¿Tienen fe los ángeles? Glosa del 01-03-11

-        ¿Qué es el cielo? Glosa del 16-10-09

-        Imaginar el cielo. Glosa del 15-03-10

-        Creados para la eternidad. Glosa del 21-03-11

-        Más allá de esta vida. Glosa del 21-07-11

-        Limitaciones que tiene el cielo. Glosa del 13-09-11

-        Vivir en el cielo. Glosa del 25-01-12

-        ¿Seremos como ángeles? Glosa del 04-02-12

-        Nuestra futura gloria. Glosa del 20-02-12

-        Comprender a los ángeles. Glosa del 27-07-11

-        Vale la pena, ¿valió la pena? Glosa del 26-05-11

-        Carta de un alma condenada. Glosa del 24-11-11

-        ¿Es terrible la condenación eterna? Glosa del 08-02-12

-        ¿Estamos predestinados? Glosa del 08-08-11

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