Mirada a los monasterios
Coincidiendo con el domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia celebra la fiesta de los monjes y monjas contemplativos, -la Jornada "pro Orantibus"-, con un lema especialmente luminoso para este año, tomado del salmo 34: "Contempladlo y quedaréis radiantes". Un lema que es todo un mensaje para nosotros: "si nos fijamos en la vida que llevan, pueden ser, como dice el salmista, verdaderas antorchas que iluminan nuestra vida espiritual y nos ayudan a sentir la presencia de Dios".
Esta experiencia se manifiesta en la paz, felicidad y sentido de unidad que nos transmiten cuando visitamos sus conventos. Podríamos decir que son como "fuente de fuego" que ilumina a nuestra Iglesia. Son como Moisés, con el rostro radiante, por haber hablado con el Señor. Hoy dejamos caer la mirada sobre los monasterios de nuestra diócesis, mientras descubrimos en ellos cinco hermosos destellos.
1. "Los monasterios han sido y siguen siendo, en el corazón de la Iglesia y del mundo, un signo elocuente de comunión, un lugar acogedor para queienes buscan a Dios", en palabras de Juan Pablo II.
2. "Los monasterios son escuelas de fe en el corazón de la Iglesia y del mundo" (Exhortación "Vita consecrata").
3. "Los monjes y monjas contemplativos son maestros y testigos del amor más grande y de la vida en Dios y para Dios".
4. "Ellos, no anteponiendo nada al amor de Cristo, como escribiera San Benito, nos enseñan cuáles son los valores permanentes en los que debe cimentarse nuestra vida".
5. "Los monasterios constituyen un inapreciable tesoro, un torrente de energía espiritual para nuestra Iglesia particular".
En esta jornada, les recordamos con afecto y les correspondemos con nuestra oración. Desde estas líneas, una mirada especial a la Abadía de Silos, -un saludo para el maestro de novicios, padre Moisés Salgado, por aquellos encuentros inolvidables que vivimos en la paz de los claustros-, donde los benedictinos ofrecen hermosas respuestas a los "buscadores de Dios", con su palabra, con sus cantos, con su aroma de una espiritualidad que empapa de esperanza todos los caminos de la tierra.
Los contemplativos no necesitan recorrer los caminos del mundo, como los misioneros y los apóstoles. Ellos son omnipresentes al mundo. El mundo está presente en ellos como lo estuvo en la visión de san Benito, compendiado en un haz de luz: "contemplad a Dios y quedaréis radiantes", contemplad a Dios e irradiaréis a Dios. E ellos se ejemplifica el mensaje del Evangelio: lo encarnan en su vida. Desde el silencio, los contemplativos son palabra de verdad y de lu para el mund. Como los rosetones y vidrieras de las iglesias, a través de ellos penetra en el mundo la luz de Cristo.
Esta experiencia se manifiesta en la paz, felicidad y sentido de unidad que nos transmiten cuando visitamos sus conventos. Podríamos decir que son como "fuente de fuego" que ilumina a nuestra Iglesia. Son como Moisés, con el rostro radiante, por haber hablado con el Señor. Hoy dejamos caer la mirada sobre los monasterios de nuestra diócesis, mientras descubrimos en ellos cinco hermosos destellos.
1. "Los monasterios han sido y siguen siendo, en el corazón de la Iglesia y del mundo, un signo elocuente de comunión, un lugar acogedor para queienes buscan a Dios", en palabras de Juan Pablo II.
2. "Los monasterios son escuelas de fe en el corazón de la Iglesia y del mundo" (Exhortación "Vita consecrata").
3. "Los monjes y monjas contemplativos son maestros y testigos del amor más grande y de la vida en Dios y para Dios".
4. "Ellos, no anteponiendo nada al amor de Cristo, como escribiera San Benito, nos enseñan cuáles son los valores permanentes en los que debe cimentarse nuestra vida".
5. "Los monasterios constituyen un inapreciable tesoro, un torrente de energía espiritual para nuestra Iglesia particular".
En esta jornada, les recordamos con afecto y les correspondemos con nuestra oración. Desde estas líneas, una mirada especial a la Abadía de Silos, -un saludo para el maestro de novicios, padre Moisés Salgado, por aquellos encuentros inolvidables que vivimos en la paz de los claustros-, donde los benedictinos ofrecen hermosas respuestas a los "buscadores de Dios", con su palabra, con sus cantos, con su aroma de una espiritualidad que empapa de esperanza todos los caminos de la tierra.
Los contemplativos no necesitan recorrer los caminos del mundo, como los misioneros y los apóstoles. Ellos son omnipresentes al mundo. El mundo está presente en ellos como lo estuvo en la visión de san Benito, compendiado en un haz de luz: "contemplad a Dios y quedaréis radiantes", contemplad a Dios e irradiaréis a Dios. E ellos se ejemplifica el mensaje del Evangelio: lo encarnan en su vida. Desde el silencio, los contemplativos son palabra de verdad y de lu para el mund. Como los rosetones y vidrieras de las iglesias, a través de ellos penetra en el mundo la luz de Cristo.
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